Logré todo sin amor: Me casé por interés y me siento fabulosa.

He conseguido todo sin amor: me casé por conveniencia y me siento maravillosa.

Soy feliz y no me avergüenzo de ello. То que quiero contar no tiene nada que ver con la tragedia. No hay lágrimas, arrepentimientos ni sueños rotos.

Soy feliz.

Vivo la vida con la que muchas mujeres sueñan, y lo he hecho sin amor.

En lugar de perder años construyendo una carrera o esperando a “esa persona especial”, me casé con un hombre que era mucho mayor que yo, pero que me proporcionó todo lo que deseaba.

Él me dio una vida hermosa, tranquila, llena de comodidades y confianza en el futuro.

Elegí la estabilidad en vez de las ilusiones. Mientras mis amigas, con magníficos títulos, luchan para llegar a fin de mes, yo habito en un acogedor chalet, conduzco un buen coche y no sé lo que es sufrir por la falta de dinero.

Tengo tiempo para mí. Voy a salones de belleza, hago deporte, viajo.

Lo único que se espera de mí es ser atractiva y estar siempre al lado de mi esposo.

¿Y saben qué? Estoy conforme con eso.

Él se siente orgulloso de mí.

Me lleva a reuniones de trabajo, me presenta a sus amigos y muestra a todos cuánto valora nuestra unión.

En los últimos dos años hemos recorrido medio mundo, acumulando recuerdos indescriptibles.

Ahora estamos esperando nuestro primer hijo.

¿Juicios? No me importan.

Sé que muchos murmuran a mis espaldas.

“Se vendió”, “se casó por dinero”, “apostó en vez de por sentimientos”…

No me importa.

Cuando escucho esos comentarios, simplemente sonrío.

No tengo que demostrarle nada a nadie.

Particularmente a aquellos que día tras día se rompen la cabeza entre el trabajo, los niños, problemas del hogar, un esposo que no sabe generar ingresos, y el temor constante a no llegar a fin de mes.

¿Qué les puede aportar su gran amor si, al final, están exhaustos e infelices?

Déjenlos intentar pagar el alquiler con “sentimientos sinceros”. Que intenten alimentar a sus hijos con “un cariño genuino”.

La vida es más sencilla: o tienes dinero, o tienes problemas.

Yo elegí lo primero.

Una lección que aprendí en mi infancia.

Crecí en la pobreza.

Mis padres eran personas educadas, pero sus modestos salarios apenas alcanzaban para cubrir deudas.

Recuerdo cómo vivíamos de pago en pago.

Recuerdo cómo mi madre se privaba de todo para comprarme un abrigo caliente en invierno.

Recuerdo cómo mi padre andaba con el ceño fruncido porque no podía darse más que la comida más barata.

Envidiaba a las chicas cuyos padres las llevaban al mar.

Me odiaba por no poder permitirme lo que tenían otros.

Y entonces me prometí: mi futuro será diferente.

Mi hijo nunca tendrá que avergonzarse de su ropa.

No me pedirá dinero para un viaje escolar, sabiendo que no se lo puedo dar porque no hay.

No verá cómo lloro por las noches contando las últimas pesetas hasta la próxima nómina.

Crecerá seguro de sí mismo y feliz.

El amor es hermoso. Pero sin dinero no vale nada.

No estoy en contra del amor.

Pero el amor sin estabilidad es sufrimiento.

Queridas mujeres, si están leyendo estas líneas, puede que me juzguen.

Pero cuando no tengan qué dar de comer a sus hijos, cuando estén cansadas de luchar por sobrevivir, cuando su llamado “amor” resulte impotente ante la realidad, recordarán mis palabras.

Una mujer que se ve obligada a sacrificarse cada día por dinero no puede ser feliz.

Tarde o temprano, se llenará de resentimiento.

Se decepcionará de un esposo que resultó ser un ineficaz.

Comenzará a compadecerse de sí misma.

Yo no quiero compadecerme.

Quiero vivir.

Y estoy viviendo.

Rate article
MagistrUm
Logré todo sin amor: Me casé por interés y me siento fabulosa.