Solo tengo 49 años, pero mi hermana menor cree que ya no tengo vida propia y debo ser la niñera gratuita de su hijo

Tengo solo 49 años, pero mi hermana menor cree que ya no tengo vida propia y debo ser su niñera gratuita para su hijo. Adoro a Lucas, es el mejor sobrino del mundo, pero no estoy dispuesta a sacrificar mi vida para cuidarlo constantemente. Todo empezó hace unos años, y desde entonces solo ha ido a peor.

**Cómo empezó todo**
Mi hermana, Laura, es siete años menor que yo. Siempre fue un poco consentida—la pequeña de la familia, todos la mimaban. Cuando nació Lucas, me encantó ser tía. Es un niño increíble: listo, divertido, siempre tiene historias que contar. Los fines de semana lo llevaba al parque, le hacía magdalenas… Pero con el tiempo, Laura empezó a dar mi ayuda por hecha.

Tras su divorcio, se quedó sola con él. Trabaja mucho, se queda hasta tarde, a veces viaja por trabajo. Entiendo que es difícil, y siempre intenté ayudarla: lo recogía del colegio, le echaba una mano con los deberes… Pero hace un par de años empezó a creer que era mi obligación. *”Tú no tienes marido ni hijos, así que ocúpate tú”*, me soltó una vez. Me dejó sin palabras. ¡Claro que tengo mi propia vida!

**Mi vida a los 49**
Trabajo como contable en una empresa pequeña, y tengo mis hobbies. Voy a yoga, quedo con mis amigas, tomo clases de pintura. Mi sueño es viajar a Italia, ver Roma y Florencia. Llevo dos años ahorrando euros para ese viaje. Pero Laura, en cambio, cree que todo mi tiempo debe ser para Lucas. *”Eres su tía, es tu responsabilidad”*, dice. Y si me quejo, añade: *”Total, no haces nada importante”*.

Hace poco llegó al ridículo. Laura dijo que quería apuntar a Lucas a clases de inglés por las tardes, pero no tenía quién lo recogiera. Quería que yo cancelara mis planes para ir a buscarlo al otro lado de Madrid. Me negué, explicando que tenía mis compromisos, como el yoga. Se enfadó: *”¿Prefieres tus caprichos a la familia? ¿Lucas no te importa?”* Fue como un puñal. Claro que me importa, pero ¿por qué debo renunciar a todo por él?

**El sobrino que adoro**
Lo quiero muchísimo. Es genial: me cuenta sus aventuras en el cole, reímos con las películas… Pero no soy su madre. No tengo energía ni ganas de ser una niñera a tiempo completo. Además, veo que Laura me carga cada vez más con su papel de madre. Hace poco me pidió que hablara con Lucas sobre sus malas notas porque *”tú conectas mejor con él”*. Lo hice, pero ¡esa no es mi función!

Intenté hablar con ella. Le dije que ayudaría, pero dentro de lo razonable. Le sugerí contratar a una canguro o pedir ayuda a sus suegros (viven cerca). Pero Laura se negó: *”Las canguros son caras, y tú ya lo haces bien”*. Siento que me usa porque le resulta cómodo y gratis.

**¿Cómo poner límites?**
Estoy atascada. No quiero pelearme con Laura, ni que Lucas piense que no le quiero. Pero estoy harta de ser la *tía de guardia*. Quiero vivir mi vida sin culpa por no acudir en cuanto me llama. A veces pienso si soy demasiado blanda. ¿Debo ser más firme?

Si has pasado por algo así, dime cómo lo solucionaste. ¿Cómo decir *no* a la familia sin romper la relación? ¿O tal vez soy egoísta y Laura tiene razón? Necesito otra perspectiva.

*—Aprendí que la ayuda no debe ahogar al que la ofrece. A veces, decir “no” es el mayor acto de amor, tanto por ellos como por ti.*

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