Varya llegó media hora antes y escuchó palabras de su esposo que le cambiaron la vida para siempre.

Elena llegó media hora antes y escuchó palabras de su marido que le cambiaron la vida. Se detuvo frente a una casa conocida, miró el reloj y pensó: «Demasiado pronto, pero a la madre de Javier siempre le alegra verme».

Se arregló el pelo en el retrovisor y salió del coche, llevando una caja de pasteles. El aire olía a azahar, y el sol brillaba sobre el patio tranquilo donde solía pasear con Javier antes de casarse. Al acercarse a la puerta, sacó una llavesu suegra, Carmen, le había insistido en que tuviera una.

Abrió la puerta con cuidado, sin querer molestar si Carmen descansaba. La casa estaba en silencio, solo se escuchaban voces apagadas desde la cocina. Reconoció la voz de su suegra y estaba a punto de saludar cuando las siguientes palabras la paralizaron.

«¿Cuánto tiempo más podemos ocultárselo a Elena?», preguntó Carmen, con voz angustiada. «Javier, esto no es justo para ella».

«Mamá, sé lo que hago», respondió su marido, quien, en teoría, debía estar en una reunión importante en la oficina.

«¿De verdad? Creo que estás cometiendo un error. Vi los papeles sobre la mesa. ¿De verdad vas a vender la empresa familiar y mudarte a Estados Unidos? ¿Por esa cómo se llama Jessica, la del fondo de inversión? ¿La que te promete fortuna en California? ¿Y Elena? ¡Ni siquiera sabe que preparas los papeles del divorcio!».

La caja de pasteles se le escapó de las manos y cayó al suelo con un golpe sordo. Un silencio repentino llenó la cocina.

Un instante después, Javier apareció en el pasillo, pálido al verla.

«Elena has llegado temprano».

«Sí, temprano», respondió ella, con la voz temblorosa. «Lo suficiente para enterarme de la verdad. ¿O tal vez justo a tiempo?».

Carmen apareció detrás de su hijo, los ojos llenos de lágrimas.

«Hija».

Pero Elena ya se giraba hacia la puerta. Lo último que escuchó fue la voz de su suegra:

«¿Ves, Javier? La verdad siempre sale a la luz».

Subió al coche y arrancó el motor. Sus manos temblaban, pero su mente estaba clara. Sacó el teléfono y marcó el número de su abogado. Si Javier preparaba el divorcio, ella también se prepararía. Después de todo, la mitad de la empresa familiar le pertenecía legalmente, y no dejaría que decidieran su futuro sin su consentimiento.

La joyería «Flores de Oro» había sido fundada por el padre de Javier treinta años atrás, comenzando como un pequeño taller hasta convertirse en una prestigiosa cadena con quince tiendas en toda España. Elena se unió a la empresa como especialista en marketing y allí conoció a Javier. Tras la boda, se implicó por completo, introduciendo ventas en línea y envíos internacionales. Gracias a ella, las ganancias se habían duplicado en tres años. ¿Y ahora Javier quería venderlo todo?

«Nos vemos en una hora», dijo al teléfono. «Tengo información sobre una posible venta. Se trata de “Flores de Oro”».

Colgó y sonrió. Quizás no había llegado temprano, sino justo cuando debía. Su futuro estaba ahora en sus manos.

Los seis meses siguientes fueron un largo proceso. Más tarde, Elena descubrió todo: medio año antes, en una exposición de joyería en Roma, Javier había conocido a Jessica Brown, representante de un fondo estadounidense. Ella vio potencial en «Flores de Oro» y lo convenció de vender, ofreciéndole un puesto en una nueva empresa en Silicon Valley.

Javier, siempre resentido por el éxito de su esposa y agobiado por las tradiciones familiares, vio en esto su oportunidad. Además, había empezado un romance con Jessica, quien ya le había encontrado una casa cerca de San Francisco.

En el tribunal, Javier confiaba en obtener el control, argumentando que la empresa era herencia de su padre. Pero no esperaba la astucia de Elena, quien guardaba documentos que probaban su contribución.

En la tercera audiencia, los informes mostraron cómo sus estrategias habían multiplicado las ganancias.

Elena se quedó junto a la ventana, mirando los azahares en flor, y comprendió que la verdadera riqueza no estaba en las joyas, sino en reconocer su propio valor.

Rate article
MagistrUm
Varya llegó media hora antes y escuchó palabras de su esposo que le cambiaron la vida para siempre.