Todos hemos oído muchas historias sobre cómo una familia adopta a un niño de un orfanato. Cada una de ellas termina de manera diferente: algunas son felices, donde los padres y el niño se aceptan mutuamente y viven en armonía, y otras no tanto, donde los padres pueden no ser capaces de manejar la gran responsabilidad.
Mi esposo trabajó durante un tiempo en un internado donde los padres llevaban a los niños difíciles. Hubo casos en los que los niños se reformaban y volvían a la familia, pero generalmente todos eran reubicados en un orfanato.
La historia que voy a contar hoy, desafortunadamente, no tuvo un final feliz.
En ese internado había trabajado durante muchos años una educadora llamada Esperanza, una mujer muy buena de unos cuarenta y cinco años. Ella y su esposo ya tenían un hijo adulto, pero siempre había soñado con una hija. Un día llegó al internado una niña de seis años. Ella y Esperanza establecieron una relación muy cálida de inmediato.
La pequeña Sofía no se separaba de la mujer ni un paso, cada noche despedía a Esperanza con lágrimas, y por la mañana la recibía con alegría. Todos los empleados decían: “Esperanza, ¡esa niña es claramente tuya!”. Y finalmente, la mujer decidió llevarse a la niña, y su familia estaba encantada.
Sin embargo, después de dos semanas, Esperanza devolvió a Sofía porque su esposo le dio un ultimátum: él y su hijo, o la niña. Los presentes en el internado estaban conmocionados: Esperanza, que adoraba a los niños con todo su corazón, devolvió a la niña al orfanato sin ninguna explicación.
Todos los empleados, incluido mi esposo, tenían lágrimas en los ojos. Sofía lloraba y gritaba: “¡Mamá, te lo ruego, no me dejes! ¡Llévame contigo!”, Sin embargo, Esperanza ni siquiera miró atrás y salió en silencio. Ese mismo día, presentó su renuncia.
Pasaron muchos años antes de que escuchara esta historia. Mi esposo volvió del trabajo y dijo que se había encontrado con Esperanza en una tienda.
Dudó mucho, pero finalmente le preguntó sobre aquel incidente. Esperanza contó que desde el primer día, Sofía comenzó a comportarse de manera muy inadecuada: no dejaba que nadie hablara con la mujer, tenía horribles berrinches, atacaba a su hijo con tenedores y platos y una vez incluso lo hirió gravemente. El esposo de Esperanza fue odiado por la niña y se negó a escuchar.
Al principio, la familia intentó entenderla, pero un incidente cambió todo. Cuando Esperanza se despertó, Sofía estaba de pie junto a su cabeza con unas tijeras en una mano y su cabello en la otra.
Para qué hizo esto sigue siendo un misterio. Después de eso, el esposo de Esperanza no pudo soportarlo más y puso a la mujer ante una difícil elección: él y su hijo, o Sofía. Los padres biológicos de la niña nunca la recuperaron, y luego fue trasladada a un orfanato. Desafortunadamente, nadie sabe cómo resultó su vida después.