Había una vez tres mujeres paradas en un mercado junto a un puesto de manzanas.
La primera suspiró:
—Miren qué pequeñas y golpeadas están… ¡Y los precios son como si fueran de oro! Ya no se encuentra nada bueno. El mundo se va cuesta abajo…
La segunda sonrió:
—Yo veo que la cosecha de este año es un verdadero regalo. El tiempo no ha sido fácil, pero las manzanas, aunque no sean perfectas, están jugosas. Las campesinas pusieron esfuerzo.
La tercera, en silencio, sacó su monedero:
—En casa tengo a mi nieto enfermo. Le encantan las manzanas asadas. A él no le importa cómo se ven, solo que estén hechas con cariño.
🔹 Moraleja:
Todos vemos el mundo a través de nuestra propia historia.
Para algunos, son manzanas malas.
Para otros, es una oportunidad de apoyar el trabajo de alguien.
Y para algunos más, es una forma de dar amor y cuidado.
Por eso, antes de juzgar, intenta entender desde qué lugar de tu alma miras el mundo.