El sueño empezaba con el zumbido del despertador a las seis y media, aunque en aquel mundo onírico la

Ayer por la mañana Mencía subió el volumen del móvil hasta el máximo, por si acaso. En el fondo sabía

Antonio volvió de un viaje de trabajo pensativo, como si hubiera dejado el corazón en la oficina.

¡Estoy harta de cargar con todos ustedes en la espalda! ¡No me queda ni un céntimo! exclamó Almudena

Ninguna de las dos abuelas puede recoger al niño del cole infantil. Tengo que pagar una fortuna por la

Miguel, llevamos cinco años esperando. Cinco. Los médicos dicen que no podremos tener hijos.

Pero los anillos te los haré yo, ¡recuérdalo! Maximino lo dijo con tanta seguridad y candidez que Vera

«Eres una carga, no una esposa», escupió mi suegra delante de toda la familia mientras yo servía el té

No se quedó, ¡me largué de ella! Resulta que mis presentimientos de Lola acertaron: parece que no sabía

Todos son iguales ¿En serio, Diego? ¿Otra vez esas rosas asquerosas? Ana frunció los labios mientras










