No queda nada bien que tus hijos tengan piso y el mío no: ¡Compremos un piso para mi hijo con una hipoteca! Una historia de segundas familias, herencias, y la presión de equilibrar justicia y sentimientos en la España actual

No queda nada bien que tus hijos tengan piso y el mío no. ¡Vamos a buscarle un piso con una hipoteca!

Últimamente mi marido, Benjamín, comentó que mis hijos tienen piso, pero su hijo no, así que deberíamos pensar cómo conseguirle también un piso a él. Aclaro: mis hijos son míos y de Benjamín, pero el hijo suyo es de su primer matrimonio.

¿Por qué yo tengo que encargarme y preocuparme de buscarle piso a él? Por supuesto, sabía que Benjamín estuvo casado antes y tenía un hijo. Por eso nunca tuve prisa para casarme con él.

Vivimos juntos tres años antes de casarnos. Observaba con atención lo que sentía por su exmujer y su hijo. Al año de casarnos, tuve un hijo. Y dos años después, nació el segundo.

Estoy absolutamente satisfecha con Benjamín: tanto como marido como padre. Nos dedicaba tiempo a todos los de casa. Tiene un buen empleo. Por supuesto, a veces discutimos y surgen peleas, pero eso pasa en todas las familias.

Vivíamos en el piso que heredé de mi padre. Mi madre se divorció de él cuando yo todavía iba al parvulario. Ahora, mi madre se casó en segundas nupcias, pero de ese matrimonio no tuvo hijos.

Benjamín y su primera mujer habían vivido siempre en pisos alquilados. Años de ahorrar para una hipoteca y nunca llegaba el momento. Tras el divorcio, ella volvió a casa de sus padres. Él, también, continuó en alquiler.

Cuando nos casamos, él vino a vivir conmigo. Nunca prestamos atención a de quién era el piso. Simplemente, vivíamos allí y hacíamos todo juntos: reformas, muebles nuevos, lo que tocara. Pero hace año y medio fallecieron mis dos abuelas: la madre de mi madre y la madre de mi padre. Ambas me dejaron sus pisos en herencia.

Mientras mis hijos son pequeños, decidí alquilar esos pisos. Más adelante, a cada hijo le daré uno. Ahora, el dinero del alquiler de uno lo recibe mi madre, como extra para su pensión. El del otro piso lo utilizo yo como complemento a mi sueldo. Nunca viene mal algo de dinero extra.

Benjamín nunca se metió en estas cuestiones mías de pisos: nunca tuvo nada que ver con ellos. Desde el principio le expliqué que, cuando nuestros hijos fuesen mayores, cada uno tendría un piso. Aceptó. Y asunto cerrado.

Y de repente, Benjamín me sale con esto:
Mi hijo acaba el instituto en pocos años. Es mayor ya, tiene que pensar en su porvenir.

No entendí a dónde iba, pero le escuché.
¡Tus hijos tienen piso y el mío no! ¡Vamos a comprarle un piso con una hipoteca! exclamó de pronto, casi como si fuera un secreto revelado en una estación de tren vacía.

Me quedé de piedra. Tenía preguntas a montones. Primero le pregunté por qué nuestros hijos de repente eran solo míos. Y Benjamín me pidió que no le tomara las palabras al pie de la letra.

Pero mi hijo nunca heredará nada. ¡Quiero que tenga algo suyo!

Me alegra que te preocupe eso. Pero tu hijo tiene madre y padre, son sus padres quienes deben ocuparse de eso. ¿Por qué tu exmujer no lo hace?

Benjamín me explica que su ex gana muy poco, que sus padres siempre le ayudan. Y él, por sí solo, no puede pagar la hipoteca. Pero si le ayudo yo, todo se arregla. La propuesta es sencilla: yo debo aceptar que Benjamín compre un piso para su hijo, hipoteca a nombre del chico pero la pagaríamos nosotros.

¡Tenemos dos buenos sueldos y el extra del alquiler! ¡Podremos!, decía Benjamín.

Claro que podríamos, pero habría que escatimar mucho. Recordando que Benjamín paga también la manutención del hijo. Y cuando el chico vaya a la universidad, volverá a ayudarle porque la madre no tiene dinero. Todo para que, por su hijo, yo y mis hijos no tengamos vacaciones, no pisemos el mar. Todo para ahorrar. ¿Sólo para que Benjamín parezca un buen padre?

Entendería que él diera pisos a todos los hijos, incluidos los que tiene conmigo. Pero, al final, los pisos para mis hijos los he puesto yo. Benjamín no ha puesto nada. ¿Por qué debería yo pagar una hipoteca para otro hijo suyo?

En seguida le dije que, si tanto le preocupa, que su exmujer pida la hipoteca. ¡Que la paguen con la manutención!
¡Yo no pienso participar en esto!

Ahora Benjamín no me habla desde hace una semana. Hay algo triste y nebuloso, como si el pasillo de casa fuese una estación de metro subterránea y no lograra entenderme del todo.

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MagistrUm
No queda nada bien que tus hijos tengan piso y el mío no: ¡Compremos un piso para mi hijo con una hipoteca! Una historia de segundas familias, herencias, y la presión de equilibrar justicia y sentimientos en la España actual