Una joven cuidaba de la abuela de su vecina: todos pensaban que era por la herencia, pero se equivocaban.

La joven cuidaba de la abuela de su vecina, todos pensaban que lo hacía por la herencia, pero estaban equivocados.

Lucía nunca conoció a su padre; él abandonó a su madre cuando ella era apenas una niña. Sin embargo, contaba con su madre y su abuelo, quienes la criaron con todo el cariño. Desafortunadamente, su madre enfermó de cáncer y falleció cuando Lucía tenía solo diez años. Se quedó entonces al cuidado de su abuelo, que para ella era como un segundo padre, su mayor apoyo.

La abuela de Lucía ya había muerto antes que su madre, así que el único lazo familiar que le quedaba era su abuelo. Lucía se hizo mayor, empezó a trabajar y, además, dedicaba su tiempo a cuidar de él. Recientemente, el abuelo se debilitó mucho y apenas podía levantarse de la cama. Lucía comprendía que su final estaba cerca.

Lucía, necesito pedirte un favor le dijo su abuelo con voz suave.

¿Qué ocurre, abuelo?

¿Recuerdas que tu abuela tenía una gran amiga, Carmen? Eran como hermanas. Cuando tu abuela vivía, siempre la visitaba y la ayudaba en casa. Cuando ella murió, fui yo quien continuó visitando a Carmen. Hija mía, no dejes que se quede sola. Cuando yo no esté, prométeme que cuidarás de ella.

Te lo prometo, abuelo.

Al día siguiente, su abuelo falleció. Lucía quedó sola en el mundo. Empezó entonces a visitar a Carmen, la ayudaba en casa y le cocinaba. Lo curioso era que Carmen tenía familia, pero nadie se preocupaba realmente por ella. Tres años después, la anciana falleció y, de repente, aparecieron todos sus parientes.

El día del entierro, los familiares revolvían nerviosos el piso de Carmen buscando algo. Todos sabían que era: dinero. Lucía no se molestó, solo se llevó una fotografía y salió del piso.

Al día siguiente, la hermana de la difunta llamó a la puerta de Lucía.

Lucía, tenemos que hablar…

¿Qué sucede?

Resulta que Carmen dejó testamento para ti. Pero debes comprender que tú realmente no eres nada suyo, mientras que nosotros somos su familia. Es cierto que no la cuidé, pero tenía muchos problemas en mi vida. Te recompensaré de alguna manera.

De acuerdo, págame lo que creas justo.

¿Acaso Lucía se quedó con todo y le dio a la familia el dinero? No. Lucía donó toda la herencia para un orfanato. Demostró que el verdadero valor está en el amor y la generosidad, no en las riquezas materiales. Porque en la vida, al final, lo que entregamos a los demás es lo que permanece.

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MagistrUm
Una joven cuidaba de la abuela de su vecina: todos pensaban que era por la herencia, pero se equivocaban.