Un perro atacó a un general durante una ceremonia de entrega de premios: todos quedaron impactados al descubrir la razón detrás del extraño comportamiento del animal

**Diario Personal**
Hoy ha sido un día que jamás olvidaré. Todo comenzó como una rutina más, pero terminó revelando una verdad que nadie esperaba.
El sargento Alejandro Martínez llevaba más de quince años sirviendo en la Policía Nacional. Era conocido por su valentía y lealtad, siempre el primero en entrar en situaciones peligrosas. A su lado, siempre estaba su compañero más fiel: Thor, un pastor belga entrenado para la unidad canina. Juntos habían vivido redadas, persecuciones y noches interminables de vigilancia.
Pero aquel día todo cambió. Recibieron un aviso sobre actividad sospechosa en un almacén abandonado en las afueras de Madrid. Alejandro y Thor fueron los primeros en llegar. Lo que no sabían era que era una trampa. Los delincuentes abrieron fuego.
Thor saltó al frente, distrayendo a los atacantes mientras Alejandro ayudaba a sus compañeros a escapar. Pero él no fue tan afortunado: una bala le alcanzó la espalda.
Tras meses de rehabilitación, Alejandro quedó en silla de ruedas. Su carrera activa había terminado.
En una ceremonia en la comisaría, donde le concedieron la Medalla al Valor, Alejandro apareció con su uniforme por primera vez desde aquel día. Los aplausos no cesaron. Thor, como siempre, estaba sentado a su lado, mirándolo con esos ojos llenos de lealtad.
Todos entendieron entonces que el héroe no era solo el hombre en la silla, sino también el perro que lo protegía sin dudar.
La ceremonia estaba por terminar cuando las puertas se abrieron. Entró el general Ricardo Márquez, alto, seguro de sí mismo y con esa mirada fría que todos conocían. Él había sido quien envió a Alejandro a aquella misión.
Pero en cuanto Thor lo vio, algo cambió.
El perro se levantó de golpe, gruñendo, mostrando los dientes como si hubiera visto al diablo. Los presentes se paralizaron. Algunos intentaron sujetarlo; otros retrocedieron, asustados. Nadie había visto a Thor actuar así jamás.
“¡Retiren a ese animal!” gritó el general, pálido. “¡Será castigado por atacar a un superior!”
Pero Thor no cedió. Su actitud era clara: algo no estaba bien.
Alejandro quedó desconcertado. Thor jamás se comportaba así sin razón. Cuando los demás comprendieron por qué, el horror los invadió.
Alejandro no ignoró las señales. Contactó a sus antiguos compañeros de asuntos internos.
Poco a poco, la verdad salió a la luz: Márquez llevaba años involucrado en negocios turbios, ayudando a una organización criminal y eliminando obstáculos.
Aquella misión no había sido un error. Era una trampa.
Thor lo había sabido antes que nadie. Su instinto no solo salvó a Alejandro, sino que destapó la corrupción más profunda.
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