A mi nuera la acogí en la familia como si fuera mi propia hija. Sentía pena por ella porque su padre la abandonó cuando era pequeña y su madre se esforzó mucho en criarla sola. Un día, invité a los chicos a las fiestas. Por casualidad, vi en la mano de Natalia un anillo que no podía encontrar desde hacía varios años…
Nunca entendí a las mujeres que en el futuro se convirtieron en malas suegras para las esposas de sus hijos. La nuera, en el momento del matrimonio, se convierte en parte de la familia, por lo que la suegra debería aceptarla como a una hija propia. Cuando mi hijo era pequeño, decidí que en el futuro sería la mejor suegra del mundo. Y así ha sido. Adoro a mi nuera, Natalia. Prácticamente no discutimos, y si lo hacemos, son riñas amistosas.
Es importante comprender, y lo más importante, aceptar que ahora no es tanto tu familia, sino la familia de tu hijo; es su elección y vale la pena aceptarla sinceramente, entonces todo estará bien. Debo admitir, sin embargo, que Natalia es una persona bastante complicada. Tal vez su pasado haya moldeado su carácter, pero a pesar de las dificultades de la vida, se ha convertido en una buena mujer.
En la escuela fue la mejor alumna, después trabajó, aprobó todos los exámenes y fue a la universidad. Se debería tomar ejemplo de ella. No es de extrañar que mi hijo se enamorara de una chica tan hermosa e inteligente. Con la madre de Natalia también tengo buenas relaciones. Siempre he sentido compasión por mi consuegra, porque no tuvo suerte en el matrimonio, prácticamente no vivió con su esposo y crió a su hija sola.
Lo único que no entiendo son las relaciones de Natalia con su padre. Natalia lo visita regularmente y lo ayuda si es necesario. Entiende que quisiera que su padre estuviera presente en su vida, pero él nunca quiso tener ninguna relación con su hija. No le ha dado nada bueno en la vida y parece que sigue siendo así, ya que después de cada encuentro Natalia vuelve triste y abatida. Le he aconsejado que piense en tener un hijo, así su vida giraría en torno al bebé y no se preocuparía tanto por su padre. En su vida aparecería la felicidad y una persona de la que quisiera cuidar. Sin embargo, esa es su decisión.
Tengo mis propios problemas, pero últimamente tengo más dudas respecto a Natalia. No me gustó una situación cuando invité a los chicos a las fiestas. En ese momento, noté un anillo en el dedo de mi nuera que había perdido hace varios años. Al principio pensé que tenía uno igual, pero no podía ser. Era mi anillo. No le pregunté de dónde lo había sacado porque no quería provocar una tormenta en la mesa. No quiero pensar que ha heredado malos hábitos de su padre. Además, creo que Natalia sabía que podría haberme pedido el anillo, y se lo habría dado. No le niego nada, porque se ha convertido en una hija para mí, pero me siento incómoda.
No sé qué debería hacer en esta situación. No quiero preguntarle por el anillo ni acusarla de habérselo llevado. Tal vez sea pura coincidencia. Quizá lo encontró en algún lugar y no sabe que es mío…