Saqué mi traje de boda del armario y de repente un sobre cayó al suelo.

Saqué el traje de boda del armario y, de repente, un sobre cayó al suelo. No pude conciliar el sueño ni una sola noche; si hubiera sido un poco más descuidado, mi vida habría tomado otro rumbo, y la inquietud me acompañó hasta el amanecer.

Mañana me caso con mi prometida. Veo a Almudena como la mujer ideal. Seguro que, como todo hombre, imagino el matrimonio como un cuento de hadas. Pero, ¿y si me equivoco de elección? ¿Y si al fin y al cabo descubrimos que el matrimonio es un fiasco? ¿Podremos Almudena y yo ser fieles el resto de nuestras vidas? ¿Lograremos respetarnos y amarnos hasta la vejez?

Antes de darme cuenta, esos pensamientos me habían consumido y ya se hacía de día. Salté de la cama, me lavé la cara y me tomé un café.

Todavía tengo mil cosas que hacer. En breve llegarán a casa mis amigos y mi familia. Mi mejor amigo David vendrá de visita. Lleva años casado y seguro que encontrará las palabras justas para tranquilizarme antes del gran día. Tal vez logre calmar mis nervios.

Saqué el traje de boda del armario y, como dije, el sobre se estrelló contra el suelo. No llevaba nada escrito y me quedé boquiabierto.

Dentro había una carta. ¿Quién la habría escrito y para qué?

Dejé el traje a un lado, me senté en la cama y empecé a leer. La caligrafía me resultaba familiar. Al principio decía: Léelo antes de casarte.

Era de mi madre. Pero, ¿por qué me enviaría una misiva así? ¿Habrá algo que me impida dar el sí?

Me entraron los nervios, pero me armé de valor y seguí leyendo. La carta decía:

Hijo mío, pronto te casas. Me alegra que hayas encontrado una novia tan buena como Almudena.

Quiero que sepas que el matrimonio no es solo fiesta y alegría. Sobre todo, conlleva una gran responsabilidad. En el camino habrá dificultades y tropiezos, pero si tú y Almudena os amáis de verdad, los superaréis.

Casarse significa estar dispuesto a recorrer todo el trayecto con tu pareja. No olvides que, como hombre, serás cabeza de familia; en cierta medida, el futuro de tu hogar dependerá de ti.

No discutas con tu mujer por cuestiones de dinero. El efectivo nunca sustituirá el cariño. Evita pelear por lo que ella gasta.

Recuerda que tu esposa es la persona más importante para ti y necesita tu apoyo. Si lo percibe, Almudena podrá mover montañas.

El respeto y la comprensión mutua son la base de cualquier familia. Cuando te enfades, es mejor estar solo; la ira te hace decir cosas de las que luego te arrepentirás, y arreglar el asunto será más complicado.

Nunca le des motivos a tu mujer para sentir celos. Si empieza a dudar de ti, la sombra se alargará.

Hay muchas mujeres en el mundo, pero no olvides que la tuya es la mejor.

Quiero que Almudena lo piense igual.

Ama a tu esposa y ten presente a tus padres. Siempre estaremos contigo.

Mamá.

Con una sonrisa irónica, guardé la carta, me puse el traje y pensé: ¡Que empiece la fiesta, y que el dinero no se interponga en el camino!

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Saqué mi traje de boda del armario y de repente un sobre cayó al suelo.