¿Puedo pasar el invierno contigo? Las facturas del gas están por las nubes y no tengo fuerzas para cortar leña.
Mi hija vino a pasar el fin de semana para hacerme la compra, y decidí preguntarle: ¿Puedo pasar el invierno contigo? Las facturas son muy altas, y ya no tengo energía para partir leña. Pero mi hija me contestó: ¿Dónde, mamá, en el piso? Cuando tenga una casa, entonces te llevaré.
No le deseo una vejez así a nadie.
Quiero compartir mi dolor con vosotros. Me quedé viuda muy joven, a los 26 años. Mi marido me dejó con dos niños pequeños. Mi hijo tenía 3 años y mi hija era un bebé. Les dediqué toda mi vida. Hubo que cuidarlos, vestirlos y educarlos. Pero no tenía opción, tuve que apañármelas sola.
Trabajaba a jornada completa y, después del trabajo, me convertía en ama de casa y jardinera. Vivía en un pueblo, pero el dinero no alcanzaba para nada. Sola, cortaba el césped y partía leña para la calefacción. ¿Qué más podía hacer, sin marido?
Mis hijos crecieron y se fueron a vivir a la ciudad.
Cuando era más joven, aún mantenía la huerta. Cuando venían los nietos, podían comer verduras frescas y beber leche. Ahorraba parte de mi pensión y se la daba a mis hijos.
Pero ahora, en la vejez, no puedo hacer casi nada, apenas camino. El invierno era la época más dura.
Mi hija vino a pasar el fin de semana para hacerme la compra, y decidí preguntarle: ¿Puedo pasar el invierno contigo? Las facturas del gas son muy altas, y ya no tengo fuerzas para partir leña.
Y mi hija responde: ¿Dónde, mamá, en el piso? Cuando tenga una casa, entonces te llevaré.
Cuando ya no pude caminar, los vecinos llamaron a mi hijo. Él dijo que estaba muy ocupado, que su suegra también estaba enferma y que no tenía tiempo para venir…
Pedí a los vecinos que llamaran a mi hermana. Ella vino enseguida y me llevó a su casa. Gracias a ella, sigo viva.
Han pasado varios meses, y mis hijos aún no se han puesto en contacto conmigo.
Cuando era joven y sana, me necesitaban, pero ahora se han olvidado de que tienen madre.
No se lo deseo a nadie. ¿Qué hice mal? ¿Cuándo se volvieron tan indiferentes mis hijos?
Les pido a todos los que leéis esto: respetad a vuestros padres. Nadie en el mundo os amará tan desinteresada y sinceramente como ellos.