¿No ha vuelto a llamar, mamá? preguntó Andrés, mirando a la mujer sentada a la mesa con ojos desarmados.
María del Carmen Rodríguez, de ochenta y cuatro años, estaba sentada en la parada del autobús frente
Querido diario, Hoy he vuelto a ver a mi suegra, Doña Carmen, regando sus geranios en el alféizar mientras
EL REGALO DE LUNA La perra Luna aullaba durante toda la noche, impidiendo que su dueña, María González
Edward Grant permanecía en el umbral, con el corazón latiendo desbocado mientras observaba lo que sucedía ante él.
La única vida El calor se metía por dentro de Mona como una olla a presión. No era la primera vez, pero
Nací una trilliza y mi marido se asustó tanto que huyó; ni siquiera vino a verme en la sala de partos.
Regresé a casa con el estómago vacío; la cena de esa noche la había preparado mi esposa, María, en nuestro
Anda y desprecia a tu madre todo lo que quieras, pero si me sueltas siquiera una palabra sobre mi madre
La segunda esposa de mi padre apareció un día con una caja enorme de golosinas y dos pequeños caniches