**8 de Marzo, 2024**
Hoy recibí un mensaje que me hizo tensarme. “Hola, Natalia. Soy Lucía, su futura nuera. Me gustaría quedar para hablar. ¿Cuándo y dónde le viene bien?”
Lucía… ¿Qué clase de noticia era esa? Javier nunca me había dicho que pensaba casarse con ella.
Hola, Lucía. Hoy a las seis en mi casa, te espero.
Colgué y me quedé pensativa. ¿De qué querrá hablar? ¿Estará embarazada? Claro, eso explica todo. Una trampa para obligar a mi hijo a casarse. Lo he visto antes.
¿En qué estaba pensando Javier? Arquitecto, con futuro brillante, piso propio, coche, inteligente… Cualquier chica soñaría con él. Pero no, escogió a esta niña.
Ordené el piso, fui al supermercado, pero el malestar no se iba.
La había visto un par de veces, y desde el primer momento no me cayó bien. Javier la trajo para presentarla, luego para tomar un té… Y siempre, después, le decía lo que pensaba.
Hijo, ¿no hay otras? ¿Por qué ella? No es llamativa, delgadita, pequeña. En mi época, los hombres buscaban otra cosa. No es tu nivel.
Mamá, la amo. Para mí, es la mujer más maravillosa. ¡Y cocina de lujo! Su paella es increíble.
Eso me dolió. Antes siempre alababa mi comida, ahora solo habla de sus platos.
Lucía llegó puntual, con unas pastas de té que me encantan. “Astuta, queriendo congraciarse”, pensé.
Natalia, iré al grano. Javier me ha pedido matrimonio y he aceptado. Quiere decírtelo en el momento adecuado, pero teme tu reacción.
Claro que no me alegraré.
Quiero hacer un trato con usted. Escúcheme, por favor.
Sé que crió sola a Javier. Se casó por el embarazo, pero no funcionó. Su marido la dejó. Yo también crecí sin padre. Sé lo que es una familia incompleta.
Usted dio todo por su hijo. Gracias. Es educado, bueno, cariñoso. Es su mérito. Tiene razón en estar orgullosa.
Asentí. Era cierto.
Usted sueña con que se case con una chica guapa, exitosa, de buena familia. Y aquí estoy yo. Pequeña, normal, de familia humilde. Un mal partido, ¿verdad? Ahora no sabe cómo impedirlo.
Volví a asentir. Exacto.
Mire qué puede pasar. Javier no la obedecerá. Se enfadarán. No irá a la boda. Contará a todos lo ingrato que es. Algunos la compadecerán, otros se reirán.
Mientras, nosotros seremos felices. Usted nos ignorará. Tendremos un hijo, pero usted no querrá conocerlo. Mi madre será la abuela favorita.
Usted estará sola en su piso, viendo la tele, resentida. En Navidad, más sola aún. La amargura la consumirá. Su salud empeorará.
Al final, morirá sola, sin ver crecer a su nieto. Nadie la llamará “abuela”. Eso será su elección.
O quizá no. Tal vez, cuando me vaya, reflexione. Como madre inteligente, aceptará su elección. Si me ama, será por algo.
No soy tan mala. En el trabajo me valoran, mi madre me adora, soy honrada. Seré buena esposa y madre. Y, sobre todo, amo a su hijo.
Cuando Javier le diga lo de la boda, felicítelo. No tiene que quererme, pero sea educada. Yo tampoco la quiero, pero cambiaré mi actitud.
En la boda, tendrá un lugar de honor. Cuando nazca el bebé, será bienvenida. Tendrá dos abuelas que lo adoren.
Nunca hablaré mal de usted, y usted no lo hará de mí.
Tenemos algo en común: hacer feliz a Javier. Colaboremos. Piénselo y llámeme. Gracias por el té.
Cuando se fue, me senté junto a la ventana. Tenía razón. ¿Qué ganaba peleando? Nada. Solo soledad, mientras otra abuela disfrutaba de mi nieto.
No. No sería así.
Hola, Lucía… Acepto tu trato. No quiero estar sola. Quiero estar cerca de mi hijo, y de ti también. ¿Me dejarán al niño los fines de semana? Ah, y dime… ¿qué le pones a la paella que le gusta tanto?
Ella rió.
Su paella es igual de buena, Natalia. El secreto está en las especias. Me alegra que acepte. Será lo mejor para todos. Javier tenía razón: es una madre sabia.
**Tres años después**
Javier, mira a Javi, ¡es tu vivo retrato! ¡Qué niño tan hermoso! Lucía, gracias por aquel trato. Tenías razón…
¿Qué trato? Es la primera vez que lo oigo.
Cositas nuestras dije, guiñándole un ojo a Lucía, quien me respondió con otra sonrisa cómplice.
**Reflexión:** A veces, el orgullo nos ciega. Pero ceder no es perder, es ganar algo mucho más valioso: amor y familia.