Mírala… se cree que va a triunfar. Pobrecita, con esa ilusión y esa cara de inocencia.

“Mírala se cree importante. Pobrecilla, con ese maletín tan gastado.” Elena oyó esos comentarios mientras apretaba con más fuerza su maletín ajado. No era de lujo, ni nuevo, pero para ella significaba su porvenir. Soñaba con ser una gran emprendedora, aunque no tenía hogar, ni un duro, ni siquiera un lugar fijo donde dormir.
Un día, supo de un encuentro donde importantes hombres de negocios compartirían claves para emprender. “Iré”, pensó. Llegó vestida con sencillez, su maletín en la mano. La gente soltó risas, cuchicheos y miradas de desdén.
Aun así, avanzó con determinación hacia la entrada.
Quiero decir algo pidió. El organizador la cortó en seco:
No vamos a permitir que una cualquiera sin un céntimo estropee nuestro acto.
Entonces, un reputado empresario se alzó:
Si ha tenido el valor de venir, merece ser escuchada.
Le pasaron el micrófono. Elena respiró hondo, abrió su maletín y sacó un papel doblado con cuidado.
Hace meses tuve una visión. Vi un coche como nadie había imaginado y sé cómo hacerlo realidad.
El empresario examinó los bocetos y quedó asombrado.
Esto supera todo lo visto hoy.
La invitó a comer, escuchó su historia y juntos cerraron un trato. En menos de un año, Elena era dueña del concesionario más importante de Madrid. Jamás abandonó su viejo maletín: le recordaba sus orígenes.
La vida enseña: muchos juzgarán por las apariencias, otros se reirán de lo que no comprenden, y habrá quienes quieran cerrarte el paso antes de oírte. Pero si crees en tu sueño y tienes el coraje de luchar por él, llegará el día en que esas mismas voces que te menospreciaron serán testigos de tu triunfo y tú seguirás adelante, orgullosa, sabiendo que nunca permitiste que nadie apagara tu luz.
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MagistrUm
Mírala… se cree que va a triunfar. Pobrecita, con esa ilusión y esa cara de inocencia.