Mi suegra ha decidido mudarse a mi piso y dejarle el suyo a su hija: ¿Es justo que yo haya pagado la vivienda y que ahora tenga que compartirla, mientras mi marido no puso ni un euro?

Mi suegra decidió mudarse a mi piso y entregar el suyo a su hija.

Mi esposa creció en una familia numerosa. Mi suegra siguió teniendo hijos hasta que nació la tan deseada niña. Extraña forma de pensar, pero no me corresponde juzgarla.

Cuando me casé, pensé que había tenido suerte. Lucía mi esposa era una mujer responsable, valiente y fuerte. Sabía lo que es la familia, pero ni soñaba con distanciarse de su madre y su hermana pequeña. Mi suegra nunca puso mucha atención en sus hijos varones, pero el bienestar de su hija siempre fue su prioridad.

Carmen tenía solo diez años cuando la conocí. Al principio no me molestaba, pero al cabo de unos cinco años la cosa cambió. No quería estudiar, se juntaba con chicos poco recomendables, y mi mujer tenía que estar siempre solucionando sus problemas. Mi cuñada podía llamarla a cualquier hora de la noche para pedir ayuda.

Esperaba que Carmen madurara, encontrara marido y todo se encauzara. Pero no fue así. Cuando anunció que se casaba, mi suegra pidió a sus hijos que ayudaran económicamente con la boda porque ella no tenía dinero. El yerno era humilde y ganaba poco, así que los recién casados se fueron a vivir con ella.

Uno, luego otro hijo Mi suegra se dio cuenta de que no podían seguir viviendo todos juntos así. Y entonces ideó el plan perfecto: mudarse a nuestra casa y dejarle su piso a Carmen. ¿Pero es justo? Fui yo quien compró nuestro piso con mis ahorros; mi esposa ni puso un euro. Resulta curioso que ella también esté a gusto con esta situación, y me dice: “Mi madre te ayudará en casa”.

Tenemos un piso de dos habitaciones, pero yo no quiero renunciar a la comodidad ni compartir mi espacio vital con alguien más. Mi suegra está convencida de que estamos obligados a acogerla, ya que Lucía es la hija mayor y debe velar por su madre.

Amo a mi esposa, así que el divorcio no es una opción. ¿Pero cómo le hago ver las cosas con claridad? ¿Cómo explicarle que convivir con su madre convertiría nuestra vida en un infierno? Ojalá alguien me aconseje.

Hoy he aprendido que por mucho que uno ame, el equilibrio familiar también se basa en los límites y en saber defender el propio espacio. Es necesario hablar claro antes de que la convivencia se vuelva insostenible.

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MagistrUm
Mi suegra ha decidido mudarse a mi piso y dejarle el suyo a su hija: ¿Es justo que yo haya pagado la vivienda y que ahora tenga que compartirla, mientras mi marido no puso ni un euro?