Mi sobrina quiso que le regalaran un carrito de bebé y, al negarse, provocó que la familia se pusiera en mi contra.

Mi sobrina quiere que le regalen un cochecito, y cuando se rehúsa, reúne a la familia en mi contra.

Los niños crecen rápido, y yo no me doy cuenta cuando mi hijo ya gatea y corre para encontrarse con su padre. Tratamos de comprar lo mejor para nuestro primogénito, a veces sacrificando nuestros propios deseos.

Adquirimos un cochecito caro y compacto, que cabe sin problemas en el maletero del coche. Nos sirve fielmente y lo usamos con mucho cuidado, pues desde el principio planeábamos revenderlo.

Así, cuando mi hijo supera el cochecito, lo anuncio a la venta en uno de los portales populares. Mi marido sugiere rebajarlo un 30% del precio original, pero entiendo que la situación es difícil y la gente tiene poco dinero, así que decido venderlo a mitad de precio: se venderá más rápido y haré una buena obra.

Horas después de publicar el anuncio, recibo la llamada de una chica simpática y encantadora que propone quedar para ver el cochecito en persona. Acepto y, media hora después, suena el timbre.

Al abrir la puerta, me quedo boquiabierta: en el umbral está mi sobrina, a quien no hemos visto en dos años porque nos peleamos por chicos. Me alegra mucho verla; llevaba tiempo buscando una excusa para retomar la relación.

Con una taza de té, me cuenta que ella y su novio ya tienen un hijo y que apenas ganan lo suficiente.

Después de una charla sincera, vemos el cochecito; a mi sobrina le gusta y le ofrezco entregárselo a un precio aún más bajo que el anunciado.

Al día siguiente preparo con ilusión la llegada de los invitados y cocino una cena deliciosa. Nos sentamos todos juntos, rememoramos viejos tiempos y disfrutamos del reencuentro.

Cuando llega el momento de cerrar el trato, mi sobrina, percibiendo que estoy dispuesta a ceder, me sugiere que le regale el cochecito de cumpleaños.

No estoy preparada para hacerle un regalo tan costoso y lo digo claramente.

Se ofende, me llama tacaña y sale del piso gritando. Después, le dice a su familia que lo siente por el bebé, y ellos la apoyan, lo que provoca que también cortemos el contacto con ellos.

Con esto entiendo que no puedo complacer a todo el mundo y decido no volver a hacer negocios con familiares.

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MagistrUm
Mi sobrina quiso que le regalaran un carrito de bebé y, al negarse, provocó que la familia se pusiera en mi contra.