Los esposos cayeron del puente directamente al río profundo y casi se ahogan, cuando de repente vieron que un elefante enorme se acercaba lentamente hacia ellos
Hace años que el matrimonio vivía en un pequeño pueblo dividido por un río embravecido. Antiguamente, se había construido un puente viejo que ya estaba en mal estado, pero a veces la gente lo usaba para acortar camino.
Ese día, el hombre y la mujer decidieron cruzarlo. Las tablas crujían bajo sus pies, las vigas podridas gemían de manera amenazante. Debajo de ellos, el río rugía con una corriente tan fuerte que incluso los nadadores más expertos podrían ahogarse en sus aguas.
Cuando llegaron a la mitad del puente, se escuchó un crujido. Las maderas empezaron a romperse bajo sus pies. La mujer gritó, perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, pero su marido la agarró del brazo en el último momento. Él la sujetó con todas sus fuerzas, pero el puente se derrumbó demasiado rápido. En cuestión de segundos, ambos fueron arrastrados hacia las profundidades del río.
El agua helada les golpeó el pecho. La corriente los arrastró en remolinos. La mujer tosía, intentando respirar, pero las olas continuaban cubriéndola una y otra vez. A pesar de la desesperación, su marido no soltó su mano. Con sus últimas fuerzas, nadaba con un brazo mientras con el otro la mantenía cerca, tratando de que ambos no se hundieran.
En un momento, logró agarrarse a una rama delgada que sobresalía del agua. Tiró de su esposa hacia él, ayudándola a mantenerse a flote. Así lucharon contra el río durante varios minutos angustiosos, gritando pidiendo auxilio. Pero no había nadie cerca.
De pronto, el hombre notó un movimiento a su espalda. Se giró y se quedó petrificado. Un elefante enorme avanzaba hacia ellos. Su imponente figura sobresalía del agua, y parecía que iba a atacarlos. La mujer chilló de terror, seguros de que todo había terminado.
Pero cuando el elefante llegó hasta ellos, hizo algo inesperado. Extendió su poderosa trompa hacia ellos. El hombre no daba crédito a lo que veía, pero comprendió que el animal quería ayudarlos.
Empujó a su esposa hacia adelante, y el elefante la levantó con cuidado, luego a él, colocándolos sobre su lomo.
Temblando de frío y miedo, pero vivos, los esposos se aferraron mientras el elefante avanzaba con seguridad hacia la orilla, abriéndose paso entre las aguas turbulentas. Cada paso que daba era como una isla de salvación en medio del peligro.
Al llegar a tierra firme, saltaron al suelo, empapados pero con vida. El elefante se detuvo un momento, los miró con sus ojos grandes y sabios, y luego, como si nada hubiera pasado, dio media vuelta y se adentró en el bosque.
Los esposos se quedaron paralizados, sin creer lo que acababan de vivir.