«Mamá, avísame cuando vengan Álvaro con Irene, ese día prefiero quedarme en casa con Lucía», me dijo mi hija. «¿Pero qué pasa? ¿Qué te hace ella?», pregunté, porque ya había notado que mi hija evitaba cruzarse con la mujer de su hermano. Esto me hizo reflexionar sobre qué ocurría en nuestra familia y cómo debía actuar.
**Encuentros familiares y tensiones**
Tengo dos hijos adultos: Álvaro y Marta. Álvaro lleva tres años casado con Irene, aún no tienen niños. Marta vive sola con su hija Lucía, de siete años, y suele venir a visitarme. Vivo en un pueblo pequeño con una casa que tiene jardín, y para Lucía es como un paraíso: corre, juega y hasta ayuda a regar las flores. Álvaro e Irene también vienen, pero menos a menudo, porque viven en Madrid y tienen horarios complicados.
Siempre he intentado juntar a la familia, sobre todo en fechas especiales. Pero estos últimos años noté que Marta evitaba coincidir si sabía que Irene estaría. Al principio pensé que era casualidad, hasta que me dijo: «Mamá, avísame cuando vengan ellos, no quiero coincidir». Me sorprendí y le pregunté el porqué, pero Marta se limitó a decir: «Nada, no me apetece». Pero soy su madre, y sé que algo pasa.
**¿Qué tiene Irene?**
Irene es una buena chica, al menos eso me parece. Es educada, ayuda en la cocina, trae regalos y pregunta por mi salud. Con Álvaro parecen felices, él la adora. Pero empecé a notar que con Marta es algo fría. En la última cena familiar, apenas le dirigió la palabra, y cuando Lucía contaba algo, Irene solo sonreía sin decir nada. Quizá sea una tontería, pero Marta lo percibe como indiferencia.
Intenté hablar con Marta, pero me cambia de tema o bromea. Una vez me soltó: «Mamá, es que es un poco creída. Actúa como si fuera perfecta y nosotras le molestamos». Me extrañó, porque a mí Irene nunca me ha parecido así. Pero ¿qué sé yo? Marta siempre ha sido sensible, y desde su divorcio está más susceptible.
**Hablando con mi hijo**
Decidí hablar con Álvaro para ver si había algún conflicto. Me dijo que Irene se llevaba bien con Marta, pero que «no encajaban de carácter». «Mamá, ya sabes cómo es Marta, a veces se encierra en sí misma», añadió. No estoy de acuerdo: Marta es cariñosa y abierta, pero quizá se siente incómoda con Irene.
Álvaro prometió hablar con ella, aunque no sé si servirá. Me da miedo que la tensión aumente. Lucía, por ejemplo, adora a su tío Álvaro, pero a Irene la llama «la tía que nunca habla». Los niños notan más que nosotros.
**¿Cómo arreglarlo?**
Me duele ver que mis hijos no se entienden. Quiero que volvamos a reunirnos todos como antes, que Lucía crezca con una familia unida. Pero ¿cómo lograrlo si Marta ni quiere estar en la misma habitación que Irene? ¿Hablar con las dos? ¿O dejarlas que lo solucionen? Temo que si me meto, empeoraré las cosas.
Si has pasado por algo parecido, dime cómo lo solucionaste. ¿Cómo ayudo a mi hija y a mi nuera a llevarse bien? O quizá debería aceptar que no serán cercanas… Necesito consejos.