Los médicos llevaron al perro a la habitación para que pudiera despedirse de su dueña. Pero allí, el animal hizo algo que dejó a todos boquiabiertos.
Con cuidado, los doctores guiaron al perro hacia su dueña, que yacía en la cama sufriendo. Cuando el animal la vio, su comportamiento cambió por completo.
Al principio, pensaron que entendía la gravedad del momento, pero de repente, el perro ladró fuerte y, como si olvidara toda la tristeza, saltó alegremente sobre la cama junto a ella.
Meneaba la cola con entusiasmo, como si fuera un día cualquiera y no una despedida.
Todos en la habitación intercambiaron miradas en silencio, conscientes de que quizás era su último minuto juntos.
Pero entonces, alguien notó un destello de esperanza en los ojos del perro, algo que les hizo pensar ¿y si los milagros existen?
Justo cuando los médicos iban a sacar al perro de la habitación, un sonido extraño llenó el aire y cambió el ambiente por completo.
Los doctores giraron hacia el origen del ruido y lo que vieron los dejó completamente paralizados.
La agente de policía Lucía, que hasta entonces había estado inmóvil, movió ligeramente la mano, como queriendo tocar a su perro.
El animal lo notó al instante y se acercó con cuidado, apoyando su hocico sobre su pecho. Un médico revisó su pulso y su expresión cambió de golpe.
“¡Está reaccionando!”, susurró el doctor, sin poder ocultar su asombro.
La familia, conteniendo la respiración, vio cómo un tenue pero vivo brillo aparecía en los ojos de Lucía.
Minutos antes, la esperanza parecía perdida, pero la lealtad y el amor de su perro habían logrado lo imposible.
Nadie supo explicar qué había pasado ese día pero todos entendieron una cosa: aquello no era el final.