Hoy para la Nochebuena invité a mi exnuera con los nietos, y le prohibí a mi hijo que viniera. Estoy preparando la cena, poniendo la mesa y esperando la visita de mi querida nuera con sus hijos. A mis nietos les hice un pastel y compré regalos. Que canten villancicos en mi casa y alegren un poco la fiesta. Sé que mientras pueda, siempre los apoyaré.
Preparando la cena de Nochebuena, no pude evitar llamar a mi exnuera para invitarla con los nietos a cenar. Pedí que mi hijo no viniera. Le advertí hace tiempo, cuando se separó de su primera esposa, que no aceptaría otra nuera porque mi nuera es María.
Mi hijo se divorció hace cinco años. Fue muy irresponsable de su parte, pues se fue con otra mujer cuando su hijo más pequeño tenía apenas unos meses. Antes de eso, por supuesto, durante mucho tiempo engañó a su esposa y la tuvo engañada.
Mientras María, con dos niños en brazos, no paraba de hacer malabares, mi hijo pasaba largas horas “en el trabajo”, en realidad, encontrándose con otra mujer. Luego su amante le exigió que tomara una decisión. Él hizo su equipaje y se fue, dejando a su esposa con los dos pequeños.
Desde el principio estuve del lado de María. Mi hijo actuó irresponsablemente. Paga pensión alimenticia, ¿pero de qué vale? Los niños no necesitan una pensión, sino un padre y una familia verdadera. Mi hijo no me escuchó y hace un año se casó nuevamente. Todos pensaron que entonces aceptaría a la nueva nuera, pero no tenía tal intención. Recientemente tuvo otro hijo, pero ni siquiera eso cambió mi actitud hacia la amante.
Mis nietos son los hijos de María. No necesito otros nietos. Incluso se lo dije. Llegará el momento en que regrese arrepentido. Por ahora, mi hijo no viene, así que paso las fiestas con María y mis nietos.
Con María y sus hijos tengo una relación verdaderamente excelente. Pasamos las fiestas juntas, hablamos por teléfono con frecuencia, nos visitamos mutuamente. Todo su tiempo, María lo dedica a sus hijos. Y yo, como abuela, trato de ayudar activamente en la crianza de los nietos: los llevo a mi casa, los apoyo económicamente, les ayudo con las tareas. A lo largo de los años, María se ha convertido en una hija para mí. Sus padres viven a 600 kilómetros de nuestra ciudad y no pueden ayudarla.
Ahora se acerca la Nochebuena. Estoy preparando la cena, poniendo la mesa y esperando la visita de mi querida nuera con sus hijos. A mis nietos les hice un pastel y compré regalos. Que canten villancicos en mi casa y alegren un poco la fiesta. Sé que mientras pueda, siempre los apoyaré.