Me arrepiento profundamente de no haber continuado mis estudios después de la escuela y haber comenzado a trabajar de inmediato. Mis padres me alentaron a ir a la universidad, pero en ese momento, la madre de una amiga acababa de abrir una tienda de ropa en el mercado y me ofreció un trabajo prometiéndome un buen salario. Cumplió su promesa, pero lo que debía ser un **trabajo temporal** ya ha durado **18 años**.
Con los años, me he agotado completamente y mi salud ha empeorado considerablemente. En verano, en la tienda hace un calor insoportable, y en invierno un frío terrible, sin importar cuán abrigada vaya. Decidí renunciar e incluso encontré un trabajo en un supermercado, pero mi esposo está totalmente en contra. Está convencido de que con ese salario no podremos sobrevivir. Él trabaja como guardia de seguridad en un almacén, **un día de trabajo, dos de descanso**, gana poco, pero se niega a cambiar de empleo o buscar ingresos adicionales – dice que ya está acostumbrado a ese ritmo de vida. En sus días libres, generalmente descansa y solo ocasionalmente en verano va a ayudar a sus padres en el campo.
Llego a casa agotada y todos esperan a que prepare la cena. También hago las compras yo sola, porque compro todo en el mercado. Si le pido a mi esposo que me ayude, surge una discusión. Dice que **no se casó para cocinar o limpiar**. Cuando intento explicarle que la responsabilidad financiera principal de la familia debería recaer en el hombre, se ofende y pasa semanas sin hablarme.
Mi hija tampoco está contenta – este año tiene que inscribirse en la universidad, lo que requiere dinero, y, por supuesto, quiere vestirse bien. Mientras trabajo en el mercado, puedo comprarle ropa a precio de costo, pero no sé qué pasará en el futuro.
Para ellos, la vida es cómoda cuando todo está listo: la comida en la mesa, la casa limpia, el dinero aparece de alguna parte. **Pero yo ya no puedo soportarlo sola.** Mis padres me reprochan por no haberlos escuchado, por no haber ido a la universidad – dicen que ahora podría estar trabajando **en una oficina cálida**, en lugar de soportar estas condiciones. Pero el tiempo no se puede retroceder.
He decidido dejar el mercado. Pero, ¿cómo decirle esto a mi esposo y a mi hija? Temo que me vean como la mala, pero seguir viviendo así es simplemente imposible.