Felicidad Recién Nacida 🌺🌼🌸

**Feliciad recién nacida**

—Señor, deje de seguirme, por favor. Ya le dije que estoy de luto por mi marido. ¡No me persiga! ¡Me está asustando! —casi grité, perdida la paciencia.

—Lo recuerdo, lo recuerdo… Pero tengo la sensación de que ese luto lo lleva por usted misma. Perdone —insistía aquel… pretendiente.

…Estaba en un balneario, buscando silencio, solo el canto de los pájaros del bosque, no las molestias de hombres insistentes. Hacía poco había perdido a mi esposo de forma repentina. Necesitaba recuperarme, asumir aquel vacío irreparable.

…Con mi marido, Óscar, habíamos empezado a ahorrar para nuestra casa, renunciando a todo lujo, y de pronto… le dio un segundo infarto. La ambulancia no llegó a tiempo. Tras enterrarlo, me quedé sin mi media naranja y sin la reforma, pero con dos hijos adolescentes. Me sentía derrotada. ¿Cómo superar tanto dolor?

En el trabajo me dieron una plaza en este balneario. Al principio me resistí. No quería salir ni de casa. Pero mis compañeros insistieron:

—No eres la primera viuda ni serás la última. Tienes hijos, tienes que seguir adelante. Ve, Marina, despeja la mente.

Y al final, con el corazón encogido, accedí.

Habían pasado cuarenta días desde la muerte de Óscar, pero el dolor no cedía.

En el balneario me tocó compartir habitación con una chica alegre, Lucía. Su felicidad me resultaba irritante. No quería abrirme con ella. ¿Para qué? Solo era una chiquilla. Además, tenía al animador del lugar detrás de ella. Como suele pasar en estos sitios, todos son solteros, divorciados o viudos desesperados. A mí no me engañaban… Le advertí a Lucía sobre ese hombre. Seguro estaba casado, quizá incluso por segunda o tercera vez.

Lucía se reía y decía:

—¡Ay, no me asustes, Marina! Ya sé cómo son estos pájaros…

Y su “pájaro” salía cada noche de citas. Yo, en cambio, pasé una semana enclaustrada, leyendo un libro que no recordaba, viendo la tele sin prestar atención.

…Una mañana desperté de buen humor. Miré por la ventana: un día precioso. Decidí dar un paseo por el bosque, escuchar a los pájaros, respirar aire fresco. Y entonces, me lo encontré.

Ya lo había visto en el comedor. Un hombre bajito, con una mirada descarada. Me caía mal. Era una cabeza más bajo que yo. Un tipo desagradable.

Pero iba impecable: bien afeitado, vestido como para una ocasión especial. Cada noche, en la cena, me hacía una reverencia exagerada. Yo solo asentía por educación. Hasta que un día se sentó a mi mesa.

—¿Se aburre, señora? —preguntó con una voz aterciopelada.

—No —respondí, tensa.

—No mienta, señorita. La tristeza se le nota. Quizá pueda ayudarla —insistió aquel pesado.

—En efecto: estoy de luto por mi esposo. ¿Algo más? —sequé mis manos con la servilleta y me levanté, dejando claro que la conversación terminaba.

—Lo siento, no lo sabía. Mis condolencias. Aun así… ¿nos presentamos? Valentín —dijo, como si temiera que me fuera.

—Marina —respondí de mala gana antes de marcharme.

A partir de entonces, Valentín se sentaba conmigo cada noche, regalándome ramos de campanillas. Esas flores crecían por toda la zona. No lo negaré: me gustaba. Pero no quería involucrarme en nada. No tenía sentido…

Valentín no se dio por vencido. Empezó a acompañarme en mis paseos. Incluso me puse zapatos bajos para no destacar tanto. A él, en cambio, le daba igual su estatura o su calva brillante. Supuse que su arma era la voz. Nunca había escuchado un tono tan seductor. Sin darme cuenta, caí en su red.

Pronto bailábamos por las noches, íbamos juntos al pueblo a comprar fruta… Valentín intentó llevarme a su habitación más de una vez, pero yo, como soldadito de plomo, no cedía.

Hasta que un día me dijo:

—Marina, mañana nos vamos. ¿Qué tal si vienes esta noche a mi habitación… a tomar una copa?

—Lo pensaré —respondí evasiva.

…Llegó nuestra última noche. Decidí no herir sus sentimientos y vin

Rate article
MagistrUm
Felicidad Recién Nacida 🌺🌼🌸