¿ESTOY MAL POR ENFADARME DE QUE MI MADRE DE 71 AÑOS GASTE SU DINERO EN VIAJAR?

Querido diario,

Sus palabras cayeron como un puñetazo. «Vale, pero ¿de qué sirven esas oportunidades si sigo atrapado en la misma lucha?» Tras un silencio, me preguntó con voz bajita: «¿Qué necesitas exactamente?» Me quedé paralizado; ni siquiera había puesto eso en palabras. «No lo sé… dinero para pagar la deuda de la tarjeta, el alquiler, quizá la cuota del coche. Solo lo justo para poder respirar.» Su suspiro se alargó, cansado. «Voy a serte sincera, te quiero más que a nada, pero creo que entregarte dinero no va a solucionar nada. Tienes que entender cómo llegaste a este punto.»

El golpe fue inmediato. «¿Entonces es culpa mía?» «No», contestó con suavidad, «es tu responsabilidad.» Apreté el móvil con más fuerza, y el aire de la habitación se volvió denso. «Ya no eres un crío», siguió. «Tienes un buen curro, ¿no?» «Sí, pero apenas cubre todo.» «¿Y el presupuesto? ¿Has mirado a dónde se va tu pasta?» Silencio. La verdad era que no lo había hecho. Sabía que gastaba de más, pero evitaba mirarme al espejo, temeroso de lo que pudiera ver. Mi idea de plan consistía en pasar la tarjeta y esperar que, de alguna forma, la suerte me sonriera.

«No te crié para que fueras indefenso», me dijo mamá. «Si necesitas una mano —no solo un rescate— aquí estoy. Pero a tu manera, tendrás que dar la cara y arreglarlo tú mismo.»

Rate article
MagistrUm
¿ESTOY MAL POR ENFADARME DE QUE MI MADRE DE 71 AÑOS GASTE SU DINERO EN VIAJAR?