**La Luz en la Oscuridad**
**Capítulo 1: La Ruptura**
¡Lárgate, desagradecida! rugió su madre mientras empujaba a Lucía hacia la puerta.
Lucía tropezó, intentando no caer. La mirada de su madre, cargada de rabia, le dolía más que cualquier golpe.
¡No vuelvas jamás! ¡No quiero verte nunca más! ¡Zorra! gritó antes de cerrar de un portazo.
Lucía se quedó inmóvil en el umbral, sintiendo cómo se le partía el alma.
Mamá, te lo suplico, yo no… él… balbuceó, pero ya no había nadie para escucharla.
Su padrastro, borracho y repugnante, había intentado violarla, y cuando Lucía se lo contó a su madre, esta se negó a creerle. Para ella, Lucía solo quería arruinarle su nueva vida. Por eso, la echó sin dudarlo.
**Capítulo 2: Vagando por las Calles**
Sola, Lucía deambulaba por las calles adoquinadas del pueblo minero. El frío le cortaba la piel y el hambre la consumía. Los hombres la miraban con ojos lascivos, sobre todo los borrachos. Sabía que eran los más peligrosos.
Las horas se arrastraban y el hambre se volvía insoportable. Se sentía invisible, como si el mundo la hubiera olvidado. Al acercarse el Día de Todos los Santos, recordaba a su padre. Cuando él vivía, la casa se llenaba de claveles y velas. Este año, su madre no haría nada; lo sabía.
**Capítulo 3: El Altar**
Con lo poco que llevaba al ser expulsadauna foto de su padre entre otras cosas, decidió hacer un altar. Recogió flores de los campos y mendigó algo de comidapan duro y fruta pasada. Lo preparó bajo un viejo olivo, en un rincón apartado. Se arrodilló frente a la foto y rompió a llorar.
Padre, si me quieres, llévame contigo susurró con voz quebrada.
El viento acariciaba su pelo, como si alguien la consolara. Agotada, se durmió junto al altar.
**Capítulo 4: La Revelación**
Al amanecer, despertó. El hambre seguía ahí. Comió lo que quedaba de la ofrenda y reanudó su camino.
De pronto, vio a su madre corriendo hacia ella, llorando. Antes de que pudiera reaccionar, la abrazó con fuerza.
Perdóname, hija sollozó. Anoche lo vi.
Lucía la miró, desconfiada.
Lo dejé bebiendo y me fui a dormir continuó su madre. Oí gritos y bajé. Lo vi… flotando, golpeándose contra las paredes. Gritaba: “¡No me mates! ¡Lo confieso, quise abusar de Lucía!” Luego cayó muerto. Y oí una voz… me dijo: “Busca a tu hija o te arrastraré al infierno.”
Un escalofrío recorrió a Lucía, pero su ira se desvaneció al ver a su madre destrozada. Se abrazaron y decidió perdonarla.
**Capítulo 5: Regreso a Casa**
Antes de entrar, Lucía miró al cielo.
Gracias, padre murmuró.
Dentro, el ambiente era tenso. Su madre prometió que él jamás volvería.
Hablaré con él dijo con firmeza.
Lucía asintió, aunque el miedo la atenazaba.
**Capítulo 6: La Confrontación**
Esa noche, su madre se enfrentó al padrastro. Desde lejos, Lucía oía fragmentos de la discusión.
¡Nunca más tocarás a mi hija! gritó su madre. Si te acercas, llamaré a la policía.
Al rato, regresó, pálida pero resuelta.
Se ha ido para siempre aseguró, abrazándola.
**Capítulo 7: Sanando Juntas**
Con el tiempo, madre e hija reconstruyeron su relación. Prepararon juntas el altar, llenándolo de claveles y recuerdos.
Lo haremos cada año dijo su madre. Para que tu padre nos acompañe.
Lucía sonrió, sintiendo esperanza por primera vez en mucho tiempo.
**Capítulo 8: Nuevas Tradiciones**
El Día de Todos los Santos llegó, y el pueblo se llenó de vida. Compartieron historias de su padre, entre risas y lágrimas.
Lucía se sintió más fuerte. Su padre las guiaría siempre.
**Capítulo 9: El Futuro Brillante**
Con los meses, Lucía retomó sus estudios. Su madre, aunque aún herida, la apoyó. Aprendieron a confiar y a hablar. La casa se llenó de luz.
**Capítulo 10: Un Nuevo Comienzo**
Un año después, Lucía contempló el altar. Los claveles brillaban al sol.
Gracias, padre susurró.
Su madre la abrazó.
Siempre juntas dijo.
Lucía sonrió. Había aprendido que, incluso en la oscuridad, el amor encuentra su camino.