El autobús seguía su ruta habitual cuando, de la nada, apareció un perro que empezó a correr junto a él: todos quedaron impactados al descubrir la razón

El autobús seguía su ruta habitual cuando, de repente, un perro apareció de la nada y empezó a correr junto al vehículo. Todos quedaron impactados al descubrir la razón.
Cada mañana recorría el mismo camino. El autobús amarillo de la línea 318. El conductor, un hombre tranquilo, siempre puntual, siempre cumpliendo el horario. La ruta atravesaba campos abiertos, recta y libre de tráfico y estrés. Los pasajeros eran casi siempre los mismos: algunos iban al trabajo, otros a la ciudad por recados, y unos pocos simplemente disfrutaban del viaje, mirando por la ventana.
Todo transcurría con normalidad. El conductor parecía relajado, la radio sonaba suavemente en los altavoces. El sol brillaba, la mañana estaba despejada. Los pasajeros charlaban distraídos, algunos medio dormidos, otros revisaban sus móviles.
De pronto como salido de la nada un perro irrumpió en la carretera.
Un golden retriever, grande, peludo, de pelaje brillante y una velocidad increíble. Corría junto al autobús, primero en paralelo, luego empezó a zigzaguear, como si intentara comunicar algo o llamar la atención. Las orejas le ondeaban, la lengua colgaba.
El ambiente en el autobús se animó. Alguien se levantó. Un joven junto a la ventana sacó su móvil y empezó a grabar. Una mujer con gafas rio:
¡Mirad! ¡El perro corre junto al autobús!
Habrá perdido a su dueño dijo un hombre mayor.
Pero algo no cuadraba.
El perro aceleró de repente, adelantando al autobús con una velocidad asombrosa. Se plantó justo delante, ladrando y gruñendo. El conductor no tuvo más remedio que frenar bruscamente. Los neumáticos chirriaron, el autobús se sacudió y se detuvo.
¿Qué pasa?
¿Por qué se comporta así?
¡No nos deja seguir! exclamó alguien.
Las puertas se abrieron, y algunos pasajeros bajaron, acercándose con cautela al animal. El perro no retrocedió, no huyó. Solo se quedó allí, mirándolos.
Entonces ocurrió algo terrible y todos entendieron por qué el perro había actuado de manera tan extraña.
¡BOOM!
Una explosión ensordecedora. El autobús saltó por los aires con tal estruendo que el suelo tembló. Las llamas brotaron, los cristales estallaron. Quienes habían bajado sobrevivieron. Shock. Gritos. Alguien cayó de rodillas. Otro se tapó la boca con las manos.
Estuvieron a solo unos metros de la muerte.
Y el perro no se fue. Se quedó allí, como si lo supiera.
El conductor, con manos temblorosas, cogió el móvil, miró los restos del autobús y susurró:
Nos salvó ¿Pero de qué? ¿Quién hizo esto?
La policía inició una investigación para encontrar a los responsables y descubrir cómo el perro supo lo que iba a pasar.
A veces, los héroes no llevan capa, sino cuatro patas y un corazón valiente. La lealtad y el instinto pueden salvar vidas, incluso cuando nadie más ve el peligro.

Rate article
MagistrUm
El autobús seguía su ruta habitual cuando, de la nada, apareció un perro que empezó a correr junto a él: todos quedaron impactados al descubrir la razón