Hoy he pasado alrededor de una hora observando a unos futuros padres que apenas habrán terminado el bachillerato.
Hace poco fui a la consulta del ginecólogo. Como siempre, había cola y el médico, para variar, llegó tarde. Detrás de mí esperaba una chica embarazada, tendría unos dieciocho años, y no venía sola, la acompañaba el futuro padre, igual de joven. Los padres no hacían caso de la cola y se comportaban tal y como les parecía. Él no paraba de reírse en voz alta, tan emocionado de que iba a tener un hijo varón:
¿A que es genial que sea un niño? Jejejejejejeje
Repitió esa frase al menos diez veces, hasta que de repente exclamó:
¡Anda! ¡Si aún no le hemos puesto nombre! ¡Deberíamos ponerle el nombre de alguno de los médicos!
Se paseó por el pasillo leyendo los nombres y apellidos de los médicos, comentando cada uno. Cuando terminó, fue a sentarse junto a la chica, siguiéndole con sus risitas tontas. Pasó por allí una señora mayor que no pudo más y le llamó la atención:
Joven, ¿por qué no se tranquiliza un poco?
El chico la miró sorprendido y le soltó:
¡A lo mejor usted también está embarazada, abuela! Jejejee
Su novia se reía bajito, con la misma expresión de boba. Yo, de milagro, me contuve y no dije nada, porque sabía que discutir con una embarazada sería inútil. El siguiente tema del padre fue la comida.
Me muero de hambre, madre mía decía.
Tengo hambre y aún queda media hora de espera
Vamos a por unas croquetas y luego volvemos.
No quiero croquetas.
Te has vuelto una tiquismiquis, eh Jajajaja
A todos ya nos dolía la cabeza de escucharles tanto rato, pero gracias a Dios, la parejita se marchó, no sé si a por croquetas o a por churros, la verdad es que daba igual. Lo importante es que se fueron.
Me invadió una inquietud al pensar qué educación recibirá ese futuro niño. Probablemente será tan maleducado como sus padres. Espero que los abuelos intervengan en la crianza, pero, siendo sinceros, si educaron así a su propia hija, tampoco parece que vaya a cambiar mucho con los nietos.







