De repente, anunció que cubriría los gastos principales de la boda, dejando que yo me hiciera cargo de todo el viaje.

13 de octubre de 2023

Hoy me ha llegado la noticia de que él ha decidido asumir los gastos principales de la boda, lo que significa que tengo que costear yo solo todo el viaje de luna de miel.

Hace seis meses mi amiga Almudena se casó. Yo estuve presente en su ceremonia y, poco después, me enteré de que había presentado la demanda de divorcio. Formaban una pareja muy linda; algo debió haber salido mal, así que el fin de semana llamé a Almudena y quedamos para ponernos al día.

Llegó con un leve retraso al Café del Prado, nuestro sitio favorito. Respiraba entrecortada, como si hubiera corrido. Bromeé sobre su tardanza, pero se notaba algo cansada; Almudena suele ser una excelente contadora de chistes, y hoy estaba lejos de su habitual alegría.

Almudena, no andes con rodeos. ¿Por qué quieres divorciarte? ¿Te engañó? ¿Te ha golpeado? le pregunté.

No, no me ha engañado ni me ha golpeado. Lo que hay es codicia. Por eso queremos separarnos.

¿Codicia suficiente como para divorciarse?

Ya sabes Desde el primer día él decía que debíamos repartir todos los gastos por igual. Al principio pensé que solo hablaba de la boda. Claro que él no podía pagar nada por sí mismo, así que yo aporté un poco. Pero pronto empezó a exigir que yo cubriera exactamente la misma cantidad que él. Mi sueldo es tres veces mayor que el suyo, y yo esperaba que, de vez en cuando, me hiciera algún gesto. En vez de eso, empezó a enseñarme a ahorrar a la manera más tirona.

Cada día calculábamos mis gastos del día anterior; me pedía los recibos, como si fuera una auditoría. Al principio pensé que se trataba de los gastos de la boda, pero su objetivo era mejorar nuestra situación financiera. Cuando organizamos la boda, lo hicimos todo sin ayuda de los padres; pagamos todo de nuestro bolsillo. La cosa se fue de madre. Él llevaba un cuaderno especial donde yo debía anotar cada gasto y justificarlo.

¿Te ha pedido que solicites un ticket de la compra de alimentos? le dije, medio incrédulo.

Una vez se enfadó tanto por los zapatos que compré sin su permiso que me dijo que, de ahora en adelante, tendría que preguntarle antes de adquirir cualquier cosa cara y luego informarle del gasto.

¿Por qué no te fuiste antes?

No lo sé. Lo peor que he vivido ha sido nuestro fiasco de luna de miel en Marruecos. Lo habíamos planeado antes de casarnos, era el viaje que marcaría nuestros primeros días como esposos. Ahorré durante años y pedí dinero prestado a varios amigos, confiando en que él también contribuiría. De repente anunció que él había cubierto los principales gastos de la boda, así que yo tendría que pagar todo el viaje yo solo. Me acusó de no saber ahorrar, pero eso no era lo peor. Anteayer me dijo que él mismo iría a Marruecos y que conseguiría el dinero para el viaje. Esa frase me dejó sin aliento. Esa misma noche se marchó con una maleta, sin despedirse. Yo tampoco llegué a despedirme; empecé a hacer mis maletas al mismo tiempo. Ayer presenté la demanda de divorcio.

He apoyado a mi amigo al máximo, pero nadie necesita a un hombre tan avaricioso. Lástima que Almudena no lo haya visto antes de casarse. Mejor divorciarse ahora que pasar años sufriendo. Un hombre así no escatimaría ni en el bienestar de sus propios hijos.

Lección personal: cuando la codicia se disfraza de cuidado y el amor se vuelve una hoja de cuentas, es mejor cortar el nudo antes de que el daño se haga irreversible.

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De repente, anunció que cubriría los gastos principales de la boda, dejando que yo me hiciera cargo de todo el viaje.