Es interesante
Mónica guardó silencio. Margarita, en cambio, ya había pronunciado todo lo que callaban los ojos de su nuera.

– ¡Estás loca! ¡No podemos invitarles! – Víctor golpeaba nervioso la encimera con los nudillos. – ¿Por qué no?

Inés no era precisamente del tipo de chica que se mostraba amable con su padrastro. ¿Padrastro, sí, pero cómo?

*El Pastel y Otras Desilusiones* Isabel batía la crema para el bizcocho con movimientos precisos, como

María Dolores Sánchez miraba por la ventana del autobús mientras recorría las calles familiares de Madrid.

Llamó por teléfono muy tarde. Yo descolgué el auricular y oí la voz de mi hija. —Mamá, soy yo, Lucía.

**El Pastel de la Reconciliación** —Lucía, te juro que si ese don Felipe vuelve a golpear el techo, lo

La niebla se deslizaba suave sobre el río, como una fina gasa. Rosario Díaz, ahora octogenaria, estaba

El sol primaveral asomaba por la ventana, jugueteando con los rayos sobre la pared recién pintada.

**Madre, suegra y yo al límite** —¿Y estás segura de que no le hará daño al bebé si comes remolacha?










