«Avísame cuando vayas a recibir visitas, así me quedo en casa con tranquilidad»

«Mamá, avísame cuando vengan Rodrigo y Lucía para quedarme en casa con Sofía», me dijo mi hija. «¿Qué pasa? ¿Qué te ha hecho ella?», pregunté, pues ya había notado que mi hija evitaba encontrarse con la esposa de su hermano. Esta situación me hizo reflexionar sobre lo que ocurre en nuestra familia y cómo actuar.

**Encuentros familiares y tensiones**
Tengo dos hijos adultos: Rodrigo y Alba. Rodrigo lleva tres años casado con Lucía, aunque aún no tienen hijos. Alba vive aparte con su hija Sofía, de siete años, y suele venir a visitarme. Vivo en un pueblo pequeño, en una casa con jardín, y para Sofía es como un paraíso: corre, juega y ayuda a regar las flores. Rodrigo y Lucía también vienen, pero menos, pues viven en Madrid y tienen agendas muy ocupadas.

Siempre he intentado reunir a la familia, sobre todo en fechas especiales. Pero en los últimos dos años, noté que Alba evita coincidir con Lucía. Al principio pensé que era casualidad, hasta que me dijo: «Mamá, avísame cuando vengan, prefiero no coincidir». Me sorprendió y le pregunté por qué, pero Alba se limitó a decir: «Nada, simplemente no me apetece». Pero soy su madre, y sé que algo pasa.

**¿Qué ocurre con Lucía?**
Lucía me parece una buena chica: educada, ayuda en la cocina, trae regalos y pregunta por mi salud. Con Rodrigo parecen felices, él la adora. Sin embargo, empecé a notar que con Alba es algo fría. En la última cena familiar, apenas hablaron, y cuando Sofía contaba algo, Lucía solo sonreía en silencio. Puede ser un detalle, pero Alba lo interpreta como indiferencia.

Intenté hablar con Alba, pero ella evita el tema o bromea. Una vez admitió: «Mamá, es que es muy arrogante. Actúa como si fuera superior, y Sofía y yo le molestamos». Me extrañó, pues nunca vi a Lucía así. Pero quizá Alba, siempre sensible y más frágil tras su divorcio, percibe algo que yo no.

**Hablando con mi hijo**
Decidí hablar con Rodrigo para entender si había problemas. Él dijo que Lucía se lleva bien con Alba, pero que «no conectan». «Mamá, ya sabes que Alba a veces se encierra en sí misma», añadió. No estuve de acuerdo: Alba es cariñosa y abierta, pero quizá se siente incómoda con Lucía.

Rodrigo prometió hablar con Lucía, aunque dudo que eso cambie algo. Me preocupa que la tensión aumente. Sofía, por ejemplo, adora a su tío Rodrigo, pero a Lucía la llama «la tía que no habla». Los niños perciben más que nosotros.

**¿Cómo mantener unida a la familia?**
Me duele ver que mis hijos no se entienden con sus seres queridos. Quiero que volvamos a reunirnos todos, que Sofía crezca rodeada de amor. Pero, ¿cómo lograrlo si Alba no quiere ni ver a Lucía? ¿Hablar con ambas? ¿O dejarlas que lo resuelvan solas? Temo empeorar las cosas si me meto.

Si han pasado por algo similar, ¿cómo solucionaron estos conflictos? ¿Cómo ayudar a mi hija y a mi nuera a entenderse? O quizá debo aceptar que no serán cercanas. Agradecería sus consejos.

La vida nos enseña que, a veces, forzar las cosas solo aleja más a las personas. Aprender a respetar los espacios y los tiempos de cada uno puede ser la clave para mantener la armonía, incluso cuando no hay entendimiento.

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