Herencia del exmarido o la sorpresa de la suegra
Como regalo de despedida, Sofía recibió de su exmarido alcohólico la responsabilidad de cuidar a su madre. Llevaban ya diez años divorciados. Y no solamente por su adicción, sino también porque él nunca dudó en levantarle la mano. Desde hace mucho rompieron todo tipo de contacto. El hijo que tuvieron juntos se casó y vive en otra ciudad. Tampoco mantenía relación con su padre, pues ¿quién querría tener un padre alcohólico? Además, el padre nunca mostró cariño por su propio hijo.
Una tranquila mañana de domingo, Sofía recibió una llamada que traía malas noticias: su exmarido había fallecido. No había nadie más que pudiera ocuparse del entierro, así que ella y su hijo se encargaron de organizarlo todo. Le dieron un entierro digno.
Pero aún quedaba la madre anciana y enferma de su exmarido. ¿Qué hacer con ella? Si al menos hubiera sido una persona fácil, pero nunca había dejado de causar problemas. Durante todo el tiempo que se conocieron, lo único que supo hacer fue molestar.
La suegra vivía en una casita en las afueras de Segovia. Tras el funeral, el hijo de Sofía volvió a su hogartiene su propia familia que atender. Así que recaía sobre los hombros de Sofía el cuidado de la abuela gruñona.
No le quedó otra que visitarla varias veces por semana. Se encargaba de llevarle la comprade la que la anciana siempre se quejaba, aunque la comía sin rechistar. También partía leña para la chimenea, tarea complicada para ella, pero no podía dejar sola a una persona indefensa. ¿Cómo se abandona a alguien en esa situación?
Así pasaron tres meses, hasta que la anciana falleció. Para sorpresa de Sofía, en el testamento la suegra le dejó la casa y una suma considerable de euros ahorrados a lo largo de su vida. Así es la gratitud, a veces llega de donde menos la esperas.
La vida le enseñó a Sofía que, aunque el pasado esté lleno de amargura y reproches, la generosidad puede florecer incluso en medio de las relaciones más complicadas. Cuidar a los demás, aunque parezcan ingratos, puede traer recompensas que van mucho más allá del dinero.







