La esposa embarazada de mi hermano exigió que les cedamos nuestro apartamento.

La mujer embarazada de mi hermano, Almudena, nos exigió que le entregásemos nuestro piso.

Llevo diez años casada y vivo con mi marido, Javier, en un apartamento de dos habitaciones en Madrid. Pagamos la hipoteca y todavía no nos atrevemos a tener hijos; queremos primero ponernos en pie por nuestras propias piernas. Tengo un hermano, Carlos, que también está casado. Él y su esposa viven en un estudio en Valencia. Carlos combina dos empleos a tiempo completo y saca un ingreso extra; su mujer no trabaja. Engrasa los días con la rapidez de una ametralladora: ya tienen tres hijos, está embarazada del cuarto y ya planea el quinto.

Aparte de los niños, han contraído préstamos para varios electrodomésticos. Javier y yo les echamos una mano a menudo, a veces con dinero y otras con comida. En ocasiones Almudena se atreve a pedir algo en lugar de preguntar.

Entonces tenemos que volverla a la realidad y rechazarle la solicitud. Ella y Carlos se ofenden, pero pasadas unas semanas vuelven con otro ruego.

Como ustedes no tenéis hijos y pronto tendremos cuatro, deben cedernos su piso dijo Almudena recientemente.

¿Y a dónde vamos a ir? ¿A su estudio? repuse, sin poder creer tal disparate.

No, dejaremos entrar a los inquilinos y ustedes alquilarán el piso afirmó con convicción, añadiendo:

¿Cuándo nos abandonarán la vivienda?

¿Sabe qué? Mejor váyase a una clínica psiquiátrica. Fuera de mi casa.

Entonces perderé al bebé y será culpa suya exclamó, y se marchó de mi hogar.

Así fue. Esa misma tarde, en secreto, la dejó en la tercera mes de embarazo.

Dos de la madrugada llegó Carlos, lleno de reproches. Javier lo tranquilizó al instante y preguntó qué había sucedido. Le conté lo ocurrido. Javier sumergió la cabeza de Carlos varias veces en agua fría para calmarle y lo echó de la vivienda. Desde entonces, ya no tengo hermano.

La experiencia me enseñó que la generosidad no debe convertirse en sumisión; quien se pierde a sí mismo para complacer a los demás acaba pagando un precio demasiado alto.

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MagistrUm
La esposa embarazada de mi hermano exigió que les cedamos nuestro apartamento.