Me he separado de mi marido, y ahora él es muy feliz. Demuestra que fui yo quien le limitó y le impidió llevar una vida normal.

Me separé de mi marido, y ahora parece haber encontrado la felicidad. Él insiste en demostrar que fui yo quien le limitó la vida y le impidió vivir de forma normal.

Nadie me ha herido tanto como mi exesposo.

Hace tres meses dejamos de vernos. La última vez que lo vi fue cuando llevé a mi hija a pasar el fin de semana en su piso de la zona de Carabanchel. Han pasado apenas doce semanas y él ha cambiado por completo.

Durante años le repetía que debía perder peso, pero no me hacía caso. Se alimentaba con comida rápida y refrescos, se pasaba el día tirado en el sofá y resultaba imposible sacarlo a pasear o, mucho menos, a un gimnasio. Hoy, sin embargo, ha colocado una colchoneta de ejercicio en el rincón más visible del pequeño apartamento. Le ha salido un corte de pelo moderno y su ropa está impecable, a pesar de que parecía no tener a nadie que le cuidara. Yo nunca le enseñé a cargar y poner en marcha la lavadora, y ahora él lo hace sin problemas.

Así que hablamos

Yo ya estaba harta de escuchar sus excusas. Él asegura que durante el matrimonio lo menosprecié y por eso se volvió un idiota, pero ahora ya no lo es y ni yo ni el bebé formamos parte de sus planes. Tiene una nueva pareja, está muy contento y se esfuerza por mejorar su cuerpo, su carácter y sus ingresos. Eso fue lo que más me golpeó. No ha puesto ni un dedo de ayuda ni para mí ni para su hija, y ha cambiado tanto por una mujer.

Dicen que hay que dar tanto como se quiere recibir, pero mi marido nunca supo responder con la misma moneda. Le amaba, lo respetaba y sólo le hacía algún comentario de vez en cuando, porque él mismo no creía que algo necesitara cambiar. Yo nunca obtuve nada a cambio

Incluso después de la separación, su preocupación principal sigue siendo él mismo, no la hija a la que tanto tiempo no vio. Ojalá hubiera estado en mi lugar un tiempo, se esforzara y recibiera lo que yo siempre le pedí. Pero, ¿quién sabe?

Al final, la vida enseña que no vale la pena perderse a uno mismo intentando arreglar a los demás; la verdadera transformación nace del propio deseo y del respeto mutuo.

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MagistrUm
Me he separado de mi marido, y ahora él es muy feliz. Demuestra que fui yo quien le limitó y le impidió llevar una vida normal.