Tras el entrenamiento, la esperaba una sorpresa inesperada en los preparativos del hogar.

**Diario de Vicki**

Después del entrenamiento, llegué a casa con prisa. Había prometido a mi marido prepararle sopa de pescado. Al entrar al piso, me encontré con León sentado en la cocina, bebiendo vino.

Vaya, ¿bebiendo solo, León? ¿No pudiste esperarme? Al menos te preparo algo para picar

No, siéntate. Tenemos que hablar.

Nunca le había visto tan abatido. Dios mío, ¿qué había pasado?

No sé por dónde empezar Iré al grano. Mi secretaria, Catalina, está embarazada mía. Me voy con ella.

Como en un mal culebrón ¿Y desde cuándo?

Casi un año. Llegó nueva al trabajo, empezó a coquetear y caí. Joven, guapa, alegre Como tú en tu juventud. ¡Me enamoré como un adolescente! Quise confesarlo antes, pero no tuve valor. Y ahora no puedo dejarla. Pronto seré padre. Siempre quise un hijo, aunque adoro a tu Ignacio como si fuera mío, pero no lo es. Necesito un heredero para mi negocio. Con Cati me siento más joven Quizá sea la crisis de los cuarenta, ¿has oído hablar de eso?

Sé que es una bajeza, pero no os dejaré en la calle. Os quedo el piso, el coche, y os ayudaré económicamente. Pagaré los estudios de Ignacio, como prometí. Ya he comprado una casa y la he puesto a nombre de Catalina; al fin y al cabo, será la madre de mi hijo.

Entiendo, León. Con una belleza como Catalina, ¿quién podría resistirse? Eres un hombre de verdad Y no abandonarás a tu hijo, eso es noble. Gracias por el dinero, no lo rechazaré. Quiero viajar, vivir para mí.

¿Cuándo te vas? ¿Necesitas ayuda con las maletas?

León me miró sorprendido. Tan tranquila Quizá fuera mejor así, sin escándalos.

Bueno, adiós, marido. Gracias por estos años juntos, fueron buenos. Pero la vida tiene sus planes Tal vez yo también encuentre a alguien y sea feliz. Vete, no hagas esperar a Catalina.

Tomó las maletas rápidamente, me sonrió incómodo y se fue hacia el ascensor.

Al cerrar la puerta, fui a la cocina. Saqué una botella de champán del frigorífico, me serví una copa y la bebí de un trago. Mi marido me dejaba. Qué extraño sonaba.

Nunca pensé que esto pasaría. Vivimos en calma todos esos años, quizá no locamente enamorados, pero con cariño, costumbre, respeto.

Bueno, nada de lloriqueos. ¡Vida nueva, reglas nuevas! Encontraré algo que hacer, y él pagará. Sería tonto rechazar el dinero, con él hay más oportunidades. Aunque tendré que acostumbrarme a mi nueva soltería

Me dejé llevar por nuevas experiencias: clases de baile, museos, cine, gimnasio. Por suerte, tenía compañía. Mi vecina Irene, también soltera, me acompañaba con gusto.

Ignacio estudiaba en otra ciudad y apenas venía. Yo disfrutaba de mi independencia. Cocino lo que me apetece, sin complacer a nadie. Hago lo que quiero, sin prohibiciones. Ni siquiera pensaba en otro hombre. Estaba bien sola.

El divorcio fue tranquilo. Una vez vi a Catalina en el juzgado, una belleza ¡Buen gusto tenía él!

León enviaba dinero cada mes, como prometió. Se lo agradecí. Sabía que su negocio iba bien y podía permitírselo. Gracias por esos años. Catalina, supongo, no lo sabía; dudo que le hubiera gustado.

Pasó un año. Mi rutina seguía igual: baile, gimnasio, algún viaje al extranjero. Un día, el dinero dejó de llegar. No quise preguntar. Seguro que Catalina se enteró y lo prohibió. Bueno, me las arreglaré. Ignacio ya ganaba algo con sus estudios.

Un domingo, sin prisas, disfrutaba del día. Coc

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Tras el entrenamiento, la esperaba una sorpresa inesperada en los preparativos del hogar.