Enterré a nuestra hija sola, mientras mi marido se iba de vacaciones con su amante – ni siquiera podía imaginar la venganza que le esperaba

Enterré a nuestra hija sola, mientras mi marido disfrutaba de unas vacaciones con su amante. Ni siquiera imaginaba la venganza que le esperaba.
Me quedé frente al pequeño ataúd blanco, apenas sosteniéndome en pie. Mi niña. Mi pequeña alegría. Se fue tan pronto, tan injustamente ¿Y sabes qué me escribió mi marido la mañana del funeral?
*”No puedo ir. Reunión importante. Llamo luego.”*
Llamo luego. Luego.
Mientras yo abrazaba el osito de peluche favorito de nuestra hija, él estaba tumbado en una hamaca en Marbella, dando fresas a su amante.
Lo descubrí todo. Y no fue casualidad.
Un mes antes ya sentí que algo no iba bien. Empezó a esconder el móvil, salía de la habitación cuando sonaba, “trabajaba hasta tarde” casi ocho días a la semana. Instalé una app que guardaba copias de sus mensajes y su ubicación.
El día que habló de su “reunión importante”, vi las fotos. Estaba en un hotel con otra mujer. Sonreía. Le cogía la mano. Mientras yo sostenía la mano de nuestra hija muerta.
Él disfrutaba de la vida y abandonaba a su familia. La eligió a ella. Mi hija no merecía ese desprecio de su propio padre. Aún no entiendo cómo un padre puede reír y divertirse cuando su hija ha muerto.
Entonces lo decidí: me vengaría. Por ella. E hice algo de lo que no me arrepiento ni un segundo. Aquí está mi historia.
Una semana después, él regresó. Con regalos. Con una tristeza falsa en la voz. Escuché en silencio. Sonreí. Y le dije que todo estaba bien. Que lo entendía.
Y entonces…
Saqué los documentos de la estantería: mensajes, billetes, recibos y la grabación donde besaba cariñosamente a su “reunión importante” junto a la piscina.
¿Esto es tu coartada, verdad? dije tranquila. Pues esto es tu final.
Ya había solicitado el divorcio. Ya había contactado con la prensa él es un empresario conocido. Ahora su empresa está en medio de un escándalo. Todos los inversores saben dónde estaba cuando enterraron a su hija. La opinión pública es implacable.
Vendí todo lo que era suyo. Todo lo que alguna vez llamó “nuestro” ya no le pertenece.
Y entregué todas las pruebas de su infidelidad al tribunal. La custodia de nuestro hijo menor se resolverá pronto.
Lo perderá todo. Igual que yo perdí a mi hija.
Mi hija merecía amor. No un padre así. Todo es culpa mía.
Hoy aprendí que el dolor puede convertirse en justicia, pero nunca en paz.

Rate article
MagistrUm
Enterré a nuestra hija sola, mientras mi marido se iba de vacaciones con su amante – ni siquiera podía imaginar la venganza que le esperaba