En la vejez, una persona necesita la comunicación más que cualquier otra cosa. Ya ha vivido una vida ajetreada, y ahora quiere paz, comodidad y cuidados de sus familiares. Pero no todos los hijos están preparados para cuidar de sus padres ancianos. No juzgamos a nadie, sólo queremos contar una breve historia.
Un día el hijo decidió que su padre se había hecho demasiado viejo y que era una carga para la familia. Lo ingresó en una residencia de ancianos. Cuando regresó, su hijo de cinco años le preguntó a su padre:
– ¿Has anotado la dirección a la que has llevado al abuelo?
– ¿Quieres visitarlo?
– Quiero saber dónde tengo que llevarlo cuando sea viejo…
Esta historia nos recuerda que el destino de nuestros padres puede volver a ocurrirnos.
¡Ama a tus padres!