Paul y Anna eran una buena pareja. Se casaron al salir del colegio, fueron juntos a la universidad y montaron su propio negocio. Compraron una casa y la reformaron juntos. Más tarde, Anna se quedó embarazada, dio a luz a una hija y estuvo de baja por maternidad. Por la noche, Paul siempre estaba en casa para cenar con su mujer y su hija, que estaban enamoradas.
Paul empezó a dedicar más tiempo a su negocio. Y cuando una joven empleada, Sarah, se incorporó a su oficina, Paul empezó a desaparecer en el trabajo hasta altas horas de la noche.
Pero en aquel momento, Paul pensó que estaba haciendo lo correcto. Sarah siempre tenía buen aspecto, era interesante y divertida. Se enamoró tan profundamente que decidió dejar a su mujer y a su hija e irse con su amante.
Paul se volvió a casar. Sarah se quedó embarazada y ya no quería trabajar, sino que pasaba todo el tiempo en casa. Todos los días hacía fotos de lo maravillosa que era su vida y las compartía en las redes sociales. Nos lo contaba todo: en qué restaurante había cenado, qué ropa llevaba, dónde había ido de vacaciones. Por las mañanas, Paul no podía tomarse un café hasta que Sarah hacía una nueva foto y la subtitulaba “Desayuno para mi amada”.
Después de dar a luz, la nueva esposa se dedicó a hacer deporte y no tuvo tiempo para el niño. Paul trabajaba todo el día y se ocupaba él mismo del niño. Empezaron a discutir mucho, de la mañana a la noche. Pero Sara siempre escribía en sus fotos lo unida que estaba su familia, su amado marido, que le hacía regalos valiosos, y lo buena madre que era.
Era reacia a visitar a sus padres, decía que no quería servirles. Los fines de semana, Paul llevaba a su hija mayor: las hermanas jugaban y él disfrutaba de lo que veía.
Paul no podía decir una palabra, acababa en pelea. En las redes sociales, parecían una familia feliz, con ropa cara y de vacaciones de lujo. Pero en realidad, solo eran peleas y problemas.
Resultó que Sarah era una egoísta perezosa que solo pensaba en sí misma, solo le interesaba el dinero y el lujo, no tenía sentimientos reales. Con el tiempo, se dio cuenta de su error. Echaba mucho de menos a su exmujer.

Anna abrió su propia empresa y empezó a ganar buen dinero. Todos los intentos de reconciliación de Paul fueron en vano. Ahora Anna tiene una vida nueva y feliz, y Paul solo tiene rencillas.