Quedé huérfana a los seis años, justo cuando mi madre daba a luz a mi hermano pequeño. Lo recuerdo como

Katerina llevaba ya dos horas esperando en la fila para ver a la anciana Nina. Esa curandera era la última

No quiero casarme por eso. ¡No me fío de las mujeres! Y tú no vayas a deshacer la familia por una tontería, ¿me oyes?

Llegué a aquel pueblecito del interior en la última semana de agosto. Tras el divorcio huí de la ciudad

No he querido que mi madre se quede en nuestro piso y ahora me culpas dije, sintiendo que el techo se

**«La Sangre de tu Sangre»** Miguel, he ido al médico, me han hecho pruebas. No es nada bueno.

Llamaron a la puerta. Abrí y allí estaba mi suegra, empapada y con los ojos hinchados de tanto llorar

No llegamos a abrir la puerta de inmediato. Ana del Carmen apenas tuvo tiempo de respirar antes de que

15 de octubre. Hoy me he sentado a escribir porque el día se quedó atrapado entre la nostalgia y la necesidad

¡Aguanta, hija! Ahora estás en otra familia y debes respetar sus costumbres. No viniste como invitada








