Cuando el niño tenía 2 meses, recogí mis cosas y dejé a mi marido. Los dos soñábamos con tener un bebé, no funcionó durante mucho tiempo, pero no nos rendimos. Resultó que mi marido no estaba preparado para una nueva etapa y una nueva responsabilidad. Empezó a beber y a salir. Me insultaba, me llamaba gorda y desordenada. Cada día empezaba y terminaba con un escándalo.
Mis padres no estaban especialmente contentos con mi regreso. Creían que era culpa mía, que no había sabido mantener relaciones normales. Mi madre me convenció para que volviera con mi marido, pero yo no quería ni pensarlo.
Le dejé embarazada, le di una segunda oportunidad, pero nada cambió en la relación. Solo arruiné mi salud a causa de los nervios constantes. Así que esta vez decidí dejarlo definitivamente.
Después de dar a luz, mi marido se comportó adecuadamente. Se interesó por mi salud, preparó el alta y compró todo para el niño. Incluso hizo él mismo la limpieza general. Pero el hombre de familia ideal duró exactamente una semana, y luego todo volvió a ir cuesta abajo.
Empezó a reprocharme que solo prestara atención al niño. Era cierto, porque el bebé dormía solo en mis brazos. Lloraba por la noche, le dolía la barriga. Perdí la leche inmediatamente después del parto debido al estrés, y tardé mucho tiempo en encontrar una fórmula. En otro escándalo, mi marido me dijo que no me daría más dinero para pañales y comida. Me dijo: “Tú has dado a luz, tú amamantas, tú te mantienes”. Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que correr, no andar.
Fue un periodo difícil, porque no querían divorciarnos enseguida, el niño era pequeño. Por supuesto, el desafortunado padre tampoco paga pensión alimenticia. Y su hijo come la leche de fórmula más cara debido a un problema de presupuesto con su estómago. Y todo tipo de diagnósticos neurológicos salieron después de 4 meses. Cada tratamiento y examen requiere dinero.
Últimamente, los conflictos con sus padres son cada vez más frecuentes. Viven en un apartamento de dos habitaciones, y se les ha hecho incómodo vivir con nosotros. Mis padres muestran constantemente su descontento. No tenían previsto que yo volviera a vivir con ellos. Hacen ruido a propósito cuando su hijo se duerme. Se ponen a golpear ollas y a tocar música. No importa cuántas veces les pida que se callen, solo oigo reproches contra mí.
Mamá cree que no debería andar de puntillas por su apartamento. Puede hacer lo que quiera. Me estoy impacientando con ella.
¿Por qué nadie puede apoyarme, compadecerse de mí, ayudarme? ¿Acaso soy la única culpable de esta situación?