Mi suegra no nos dejaba descansar, así que tuve que quitarle las llaves…

Cuando Elena volvió del trabajo, su marido no era él mismo. Max estaba sentado en el sofá con los brazos alrededor de la cabeza, pensando intensamente. “¿Qué pasa, cariño?” – preguntó Elena. El hombre le dijo que su madre había venido otra vez y le había hecho sus reclamaciones. Dijo que su nuera no podía tratar tan mal a su suegra como lo hacía Helena.

“Se metió otra vez en nuestra nevera para inspeccionarla”, dijo el hombre. “¿Y qué es lo que no le ha gustado esta vez?”, preguntó Helena, acostumbrada a que su suegra estuviera descontenta con todo. “Tu sopa. O mejor dicho, la falta de él”, dijo el hombre.

Efectivamente, hacía unas horas, la suegra de Max y Helena había ido a su apartamento. A menudo venía sin ser invitada, porque tenía las llaves del piso. Rosa se consideraba una gran anfitriona, así que se sentía con derecho no solo a dar consejos a la joven familia, sino también a tomar decisiones por ellos.

40knig.ru

Esta vez encontró a su hijo en casa. Quitándose los zapatos, Rosa corrió inmediatamente a la cocina. Abrió la nevera y levantó las manos. -“Max, ¿qué es esto? ¿Dónde está la sopa de verduras?”, le preguntó a su hijo.
-“Mamá, ya ves que es sopa de remolacha. “Elena la cocinó ayer”, respondió su hijo.
– “Pero, ¿es realmente sopa de remolacha? Es una especie de sopa con patatas. Y la col está flotando, y no hay ni un trozo de carne”, la suegra olió él sopa de su nuera e hizo una mueca.
– “No seas tan dura. Elena cocina delicioso y me encanta su comida. Mamá, no miramos en tus ollas y sartenes.
– Hijo, ¿cómo puedes comer así? Has adelgazado mucho, y antes tenías una barriga estupenda. Desde luego, esta Helena no sabe cocinar nada”, continuó mi suegra.

Hace unos días, Rosa tiró una bolsa de comida que había en la nevera. Dijo que no servía para nada. En su lugar, compró dos paquetes de albóndigas para sus hijos con descuento. Cree que hay que comer alimentos ricos en calorías para estar sano.

– Mamá, ya no puedo más. Llego cansada del trabajo y, en vez de descansar, tengo que calmarte. Lo siento, pero tengo que quitarte las llaves de nuestro piso”, se quebró Max.

Su suegra parpadeó y puso las llaves sobre la mesa.

– “Demasiada gratitud de tu propio hijo. Quiero lo mejor para ti. Ya verás, vendrás corriendo a verme”, dijo finalmente mi madre y cerró la puerta de un portazo.

Max sabía que su nuera y su suegra rara vez se llevaban bien. Pero en este caso, estaba completamente de parte de su mujer. Su madre nunca había sido un ama de casa modelo. De niño, a menudo pasaba hambre. Rara vez le preguntaba cómo estaba, siempre tenía quejas de él. Así que vestía mal, hizo los amigos equivocados, estudió mal y, finalmente, eligió una mala esposa.

En este estado de reflexión, Helena vio a su marido cuando llegó a casa. Después de escucharle, le dijo: “Has hecho lo correcto, amor mío. Por fin viviremos en paz, sin eternos azares. Tomemos un poco de sopa, que tu madre llamaba amablemente sopa de verduras. Menos mal que no tuvo tiempo de servirla”. La pareja rio y empezó a comer. Ahora nadie puede interferir en su felicidad familiar.

¿Crees que Max hizo bien en quitarle las llaves a su madre?

Rate article
MagistrUm
Mi suegra no nos dejaba descansar, así que tuve que quitarle las llaves…