Victoria visitó recientemente a su hijo para desearle un feliz cumpleaños. Todo habría ido bien de no ser por la pregunta de su nuera en la mesa familiar, que confundió y hasta cierto punto ofendió a su suegra. Victoria, la madre, y la familia de su hijo Ben tienen una extraña relación. Y empezó hace más de 20 años.
Ben tenía poco más de 20 años cuando Mira apareció en su casa y en la de Victoria. Ella tenía su propia idea de un hogar. Y en cuanta Mira se convirtió en la esposa oficial de Ben, empezó a establecer sus propias reglas. La base de todo era la división del hogar. Es decir, Victoria cocina para ella por separado, y Mira y Ben cocinan para ellos por separado. Lo mismo ocurre con la limpieza y la compra.
Vivíamos casi como en un dormitorio. Nos reuníamos más a menudo en la cocina. Victoria nunca entraba en la habitación de Ben y Mira. Tenía miedo de algo. No quería interferir en la felicidad de su hijo. Pero al mismo tiempo, a los niños no les importaba su felicidad. Durante toda su vida juntos, Mira nunca había invitado a su suegra a cenar con ellos. Como si fueran extraños.
Esto duró años. Llegó un punto en que apareció una segunda nevera en la cocina. Pero pronto Victoria tuvo que abandonar el apartamento a toda prisa. Su madre, que vivía en el pueblo, enfermó y necesitó cuidados. Tres años después, falleció. Como le gustaba la vida en el pueblo, Victoria reformó su casa, montó una granja y empezó a vivir allí, llevándose de vez en cuando a sus nietos. Cabe decir que Ben estaba encantado de ir con los niños a casa de su madre. Mira, en cambio, solo visitó a su suegra unas pocas veces en los 15 años que duró su separación.
Por supuesto, como cualquier madre y abuela cariñosa, Victoria enviaba regularmente comida del huerto a su familia. Pero esta vez, a principios de septiembre, decidió llevarse las verduras ella misma. Era el cumpleaños de su hijo. Fue bien recibida y se sentó a la mesa.
Todo iba bien. Invitados, platos en fuentes grandes y pequeñas, compota en una jarra y algo más fuerte en vasos.
De repente, Mira pregunta a su suegra:
– “Victoria, ¿cuándo vas a cederle el apartamento a Ben?”
La pregunta coge a Victoria por sorpresa. Ella respondió de forma desordenada que Mira no debía preocuparse por eso. Por suerte, alguien empezó a contar un chiste y Mira se dio la vuelta. Pero Victoria no podía quitarse la pregunta de la cabeza.
Parecía que su nuera no había preguntado nada tan terrible. Pero, por alguna razón, Victoria se sentía incómoda. Sí, según los documentos, el apartamento seguía registrado a su nombre, pero en realidad la familia de Ben vivía allí desde hacía mucho tiempo.
Era obvio que él se quedaría con el apartamento. No hay nadie más para conseguirlo. Entonces, ¿por qué hacer esa pregunta, y delante de todo el mundo?
