María lloraba mientras abrazaba a su hijo Lucas. «Estoy tan orgullosa de ti, cariño. Cuando descubrí que estaba embarazada de ti, nunca imaginé que llegarías tan lejos en la vida. Y ahora te has graduado en Derecho con honores.»

María lloraba mientras abrazaba a su hijo Lucas. «Estoy tan orgullosa de ti, cariño. Cuando descubrí que estaba embarazada de ti, nunca imaginé que llegarías tan lejos en la vida. Y ahora te has graduado en Derecho con honores.»

Lucas sonrió. «Mamá, hablas como si hubiera sido un caso perdido,» bromeó.

María le dio un suave golpecito en la mano. «Sabes a qué me refiero. Solo tenía dieciséis años… yo misma era una niña. Fue difícil ser madre tan joven y sé que cometí muchos errores, pero tú eres mi mayor orgullo, Lucas.»

Lucas besó a su madre en la mejilla y le acarició suavemente el cabello. Tenían un vínculo especial, ya que Lucas creció con sus abuelos mientras María terminaba el colegio y la universidad. Hubo un momento en el que incluso estudiaron juntos, casi como hermanos.

«Te voy a extrañar,» suspiró María. «Me alegra que ya tengas trabajo, pero me da pena que te vayas tan lejos.»

«Vendré a verte a menudo, mamá. Solo es una hora en coche,» la tranquilizó Lucas.

María sonrió mientras caminaban de la mano por el patio de la **Universidad Complutense de Madrid**. El sol brillaba, el aire era fresco y olía a primavera. Era el día perfecto para que Lucas comenzara un nuevo capítulo en su vida.

Amor y traición
Cinco años después, María cruzó la puerta de una gran empresa internacional en **Barcelona** – acababa de ser contratada para un nuevo puesto. Aunque ya tenía cuarenta años, había dedicado su juventud a criar a Lucas, y ahora sentía que su vida estaba empezando de nuevo.

Esa sensación de renovación se intensificó cuando conoció a su nuevo jefe, Alejandro. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando le estrechó la mano, incapaz de apartar la mirada de su atractivo rostro.

«Es un placer tenerte con nosotros, María,» dijo Alejandro. «Tu currículum me impresionó y tengo la sensación de que eres justo lo que nos faltaba aquí.»

Sus reuniones de trabajo pronto se convirtieron en algo más. Al principio eran solo miradas, bromas durante las pausas para el café y roces accidentales. Pero la pasión estalló el día en que Alejandro invitó a María a su oficina para compartir una buena noticia.

«¡Hemos conseguido el contrato!» anunció con entusiasmo.

Su abrazo fue espontáneo, pero ninguno de los dos quería que terminara. Alejandro la miró a los ojos y susurró: «Lo siento… no deberíamos.»

«Sí deberíamos,» respondió María, sintiendo cómo su corazón latía más rápido.

Desde ese día, su relación se convirtió en un torbellino de pasión. Durante meses vivieron un amor secreto. Pero todo cambió cuando María descubrió que estaba embarazada.

«No puedes estar embarazada,» murmuró Alejandro, pasándose la mano por el cabello. «No estaba en los planes.»

«Lo sé, pero podemos encontrar una solución,» respondió ella.

Alejandro se levantó bruscamente y comenzó a caminar nervioso por la oficina. «No, no podemos. Estoy casado.»

El mundo de María se tambaleó. «Pero no llevas anillo y en tu oficina no hay fotos de tu familia.»

«Prefiero mantener mi vida personal separada del trabajo,» respondió él. «Lo siento mucho, María, pero esto tiene que terminar. Por supuesto, pagaré la intervención.»

«¡No!» gritó María. «No lo haré, Alejandro.»

Alejandro frunció el ceño y su voz se volvió fría. «Si sigues con esto, te arrepentirás.»

Venganza y justicia
Desde ese día, Alejandro convirtió la vida de María en un infierno. Le aumentó la carga de trabajo, la ignoraba y hacía constantes comentarios sarcásticos sobre su embarazo. Finalmente, la despidió con la excusa de una “reestructuración empresarial.”

Desesperada, María llamó a Lucas y le contó todo.

«Mamá, no te preocupes,» le dijo con calma. «Me encargaré de esto.»

Unos días después, Lucas entró en la empresa como abogado de su madre. Durante la reunión, presentó pruebas irrefutables del acoso y la discriminación que había sufrido. Alejandro intentó justificarse, pero Lucas tenía todo documentado con detalle.

Finalmente, para evitar un escándalo, la empresa ofreció a María una indemnización millonaria.

Al salir del edificio, Lucas tomó delicadamente la mano de su madre. «Siempre he estado orgulloso de ti, mamá. Ahora es el momento de empezar de nuevo, sin miedo.»

Los ojos de María se llenaron de lágrimas mientras abrazaba fuerte a su hijo. Sabía que, pasara lo que pasara, nunca estaría sola.

Moraleja de la historia: La justicia siempre encuentra su camino, y el amor de la familia es la mayor fuerza en tiempos difíciles.

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MagistrUm
María lloraba mientras abrazaba a su hijo Lucas. «Estoy tan orgullosa de ti, cariño. Cuando descubrí que estaba embarazada de ti, nunca imaginé que llegarías tan lejos en la vida. Y ahora te has graduado en Derecho con honores.»