El caso es que me casé por segunda vez, tuve una hija de mi ex marido, pero él no participó en la crianza de la niña ni en la pensión alimenticia.
No le guardé rencor ya que no era un hombre, traté de contar sólo conmigo misma. Tenía un buen sueldo, una buena posición, así que no era pobre. Salí la segunda vez, pero mi suegra no nos aceptó ni a mí ni a mi hija, mi marido también era indiferente a mi hija. Mi segundo marido no tenía prisa por tener hijos, decía que era demasiado pronto, que no iba a asumir la responsabilidad todavía.
Yo no insistí mucho, porque tenía un gran proyecto en el que estaba trabajando y estaba muy agobiada en el trabajo. Tenía que tener una reunión con unos socios importantes en el trabajo; no sabía con quién dejar a mi hija, pero pensé que podía pedirle a mi marido que hiciera de canguro.
Así que esta mañana me levanté muy temprano para repetir mi discurso de apertura, luego pensé en llevar a mi hija a la guardería y tenía que recogerla después del trabajo, pero tenía fiebre. Le pedí a mi marido que cuidara a mi hija ya que no podría no ir a trabajar, a lo que él me dijo que mi hija era mía y que debía pensar en ella y en cómo tratarla y cuidarla yo misma.
No sabía qué hacer, llamé a mi suegra, le pregunté si estaba en casa, luego me dirigí a ella con mi hija, me dijo que no iba a sentarse con ella, porque no era mi hija. Lloré, le di las gracias y le dije que la llevaría al trabajo, a lo que ella se ablandó un poco, y dijo que se sentaría un rato.
En el trabajo todo fue bien, fui a recoger a mi hija, mi suegra empezó a quejarse de mi hija, dijo que le estaba dando caña, que no la escuchaba, le dije que no la volvería a molestar. Me fui a casa, recogí mis cosas y a mi hija, y me fui con mi madre, no voy a vivir con un hombre así que no acepta más a mi hija.