Alice es una suegra indiferente. No participa en absoluto en la vida de la joven familia. María no sabe literalmente qué hacer. Su suegra le empuja a su hijo y ella vive una vida libre. Y John vino preparado, trayendo solo calcetines al apartamento.
Antes de la boda, los padres acordaron apoyar a la nueva comunidad. Al fin y al cabo, seguían siendo estudiantes. Tenían trabajos a tiempo parcial, pero ese dinero solo alcanzaba para el pan y la mantequilla. Era necesario ayudar a los especialistas mal pagados a ponerse en pie.
Los padres de María incluso le dijeron la cantidad exacta: prometieron invertir varios miles en el presupuesto de la joven familia cada mes. Pero la madre de Juan guardó silencio y escondió los ojos. Por supuesto, dijo que no se negaba a ayudar, pero que no iba a hacer ninguna promesa concreta. Y se fue corriendo a casa.
La joven familia nunca recibió ayuda de ella. Incluso durante los preparativos de la boda, la suegra se distanció. Solo cocinaba gelatina. Vistió a su hijo con un traje ajeno para no gastar dinero y se lavó las manos. Los padres de María incluso pidieron un préstamo para organizar una celebración fastuosa para su única hija.
En la boda, todos los invitados miraron mal a su suegra. Murmuraban a sus espaldas. Algunos parientes del novio incluso quisieron hablarle directamente a la cara, pero se callaron.
Alisa tampoco participaba en las tareas domésticas. Le regaló a su hijo una olla, una manta y una manta de bebé de las de antes. Cuando la madre de la novia vio la dote de su yerno, se fue inmediatamente a la cama. Dijo que habían encontrado parientes, que habría sido mejor casar a su hija con el hijo del vecino.
Y ahora María está embarazada. En la siguiente reunión familiar, los padres se comprometieron a ayudar a su hija. Pero la suegra volvió a bajar la mirada y dijo que no sabía tratar con niños pequeños.
– Ahora tienes que cuidar de mí. Las cuñadas más jóvenes están aquí, que cuiden de los niños. Ya no tengo tiempo de preocuparme.
Mi nuera hizo lo contrario: le insinuó a su suegra que debían cambiar el sofá antes del nacimiento de su primer hijo. Sus padres ya están dispuestos a hacerlo todo por la felicidad de la joven familia, pero ella ni siquiera puede hacer ascosas básicas.
Y Alice no parece entender las indirectas: duerme tranquila, su conciencia no la atormenta. Ahora vive su propia vida y no se preocupa por nada.