Está bien que haya gente tan ahorradora, pero no está bien que se ahorren el dinero los padres y los hijos.

Ayer fui testigo de un auténtico engaño por parte de mi hermana. Es bien conocida tanto por mí como por mis padres por su eterna idea de ahorrar un céntimo de más y guardarlo. Más de una vez llegó al hecho de que se negó a celebrar la Nochevieja con nosotros, o su cumpleaños, porque hay que contribuir a la mesa o ponerla yo mismo. No le parecía justo pagar todo por igual, demostrando que su familia no comía tanto.

Tras su matrimonio y la llegada de sus sobrinos, parecía haber cambiado un poco. Quería mimar a su marido o a sus hijas, para poder gastar más. Pero a mis padres y a mí no nos afectaba ni un poco, y ahora también ha empezado a engañarnos con el dinero.

Su hija mayor cumplió ayer siete años, así que se decidió organizar una fiesta. Nos invitaron a mi mujer y a mí, a los primos y amigos de mi hermana y a mis padres. Se puso una mesa muy cara, y todo lo de la cocina, y todo lo caro. Me sorprendió especialmente el shish kebab y los bocadillos de caviar rojo.

– Vaya, sois generosos”, les dije a mis padres.
– ¿Generosos? – Mi madre no lo entendía. – Dijo que aún no había recibido su paga y que nos pidió dinero prestado a mi padre y a mí esta mañana para comprarlo todo. No puedo creer que haya gastado tanto dinero en comida.

Esto ya era bastante sospechoso, pero se puso aún peor cuando iba a la cocina a por los cubiertos, pasé por la habitación y oí a mi hermana y a su marido cuchichear que mamá y papá no esperaban ciertamente que les devolvieran el dinero para la mesa. Al fin y al cabo, son abuelos; está bien que paguen la mesa de su nieta. Luego, ahorran sus pensiones durante meses para tener lo suficiente para las medicinas, ¡y alguien se gasta su dinero y ni siquiera piensa en devolverlo!

Ayer no quise enfadar a mis padres, pero pienso hablar con ellos sobre ese dinero e insistir en que mi hermana devuelva hasta el último céntimo. ¡Ella no escatima el dinero de los demás como lo hace con el suyo propio!

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MagistrUm
Está bien que haya gente tan ahorradora, pero no está bien que se ahorren el dinero los padres y los hijos.