Cómo un mensaje arruinó a toda una familia

Hace catorce años ocurrió algo que todavía recuerdo con desgana. En ese momento, mi aparentemente feliz matrimonio se derrumbó. Recordé ese año por primera vez y volví a él, en la agonía del infierno.

En 2006 terminó mi baja por maternidad y volví a mi anterior lugar de trabajo. Trabajar como educadora era conveniente, porque podía cuidar de mi hija. Estábamos juntas todo el día, no me preocupaba la adaptación.

Por cierto, mi baja por maternidad duró más de lo habitual. Estaba esperando a que hubiera una plaza de guardería para mi hija. El día de la marmota, la falta de ingresos, el alejamiento de la sociedad… así viví durante cuatro años. A trompicones, entre pañales y pañales, no me di cuenta de cómo mi vida familiar se resquebrajaba.

¿Los constantes viajes de negocios? Bueno, mi marido trabaja duro, quiere que no tengamos nada. ¿La falta de dinero? Bueno, él empezó un nuevo negocio. ¿El descuido absoluto de las tareas domésticas? Bueno, el hombre está cansado, necesita descanso – no hierro.

Si habéis notado estas llamadas de vuestros maridos, estad atentas para no hacer el ridículo. Mi marido durante mucho tiempo me ocultó la aventura, y yo mismo he encontrado excusas para sus aventuras. Mis amigas lo sabían, lo insinuaban y yo lo creía.

Un día vi un mensaje en su teléfono. Mi marido estaba durmiendo en ese momento. Decidí leerlo, y si había algo importante que hacer, decidí despertarlo. Era un mensaje de su amante. No citaré el texto, pero mi mundo se rompió en pequeños pedazos en ese momento.

Sentí que mi corazón se rompía en pedazos. Más tarde me enteré de que todos nuestros amigos lo sabían. Llevaba tres años saliendo con una joven. Mi marido vivía en un hogar bifamiliar y llevaba mucho tiempo queriendo tomar una decisión, pero lo había ido posponiendo.

Cuando me enteré, le dejé marchar, pero él no quiso irse. Me pidió perdón, juró e hizo promesas. Intenté perdonar y entender sus motivos, pero no pude. Ya no podía vivir con este hombre bajo un mismo techo y mirarlo a los ojos. La familia había desaparecido. Me quedé con mis hijos.

Los años siguientes fueron un infierno. Cuidé este dolor milímetro a milímetro, escardé lo que quedaba de mis sentimientos y luego puse mi estado en las redes sociales como “divorciada con remolque”. Me convertí en madre soltera, pero gané en libertad y tranquilidad

Han pasado muchos años desde entonces. Me casé por segunda vez, y mi nuevo hombre es completamente diferente. Me alegro de que haya sucedido así, de lo contrario nunca habría sabido lo que es el verdadero amor.

Queridas mujeres, si estáis pasando por un periodo difícil, si tenéis una racha negra en vuestra vida, preparaos, el amanecer se acerca. Incluso después de la lluvia y la tormenta más intensas, las nubes se separan y aparece el arco iris. ¡Te deseo lo mejor!

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