Un — ¿Cómo que mejor con tu padre? — La voz de la madre sonaba al borde del grito. No solo lavaba los platos;
— ¡No, Andrea! — La voz de su madre interrumpió bruscamente el movimiento de la niña, cuya pequeña mano
Tarde por la noche sonó el teléfono. Cogí el auricular y escuché la voz de mi hija. -Mamá, soy yo, Pilar.