“Todo es por tu bien, hija”, solía decir mi madre. Y todo lo que yo quería era una infancia tranquila, sin escándalos todos los días

Mi abuela y la abuela de Patricia vivían en la calle de al lado. Patricia solía pasar aquí todas sus vacaciones. Era una época estupenda. Íbamos juntas en bicicleta, dábamos largos paseos, nadábamos y nos reíamos todo el tiempo. Incluso hubo un tiempo en que íbamos a la misma clase. Nadie sabía por qué no volvía a su pueblo natal, donde vivían sus padres, después de las vacaciones. Patricia no decía nada. Y a mí me daba igual. Lo principal era que se quedara a mi lado.

pexels.com

Me contó la razón muchos años después, cuando nos encontramos en el funeral de su abuela. Hablamos mucho. Es una persona muy cercana a mí. Entonces teníamos 27 años. Me contó que un año antes de que muriera su abuela, también había enterrado a su madre. Esta es su historia:

“Me quedé sola. Mientras mi abuela vivía, al menos tenía la ilusión de tener una familia. Pero ahora ya no me queda ninguna ilusión. No me comunico con mi padre. Por su culpa murió mi madre.

Desde que tengo uso de razón, nunca hemos tenido una buena vida. Había constantes escándalos en casa. Y entonces empezó a levantarle la mano a mi madre. Una vez también me dio una buena paliza. Y eso a pesar de que nunca bebía. Y se relajaba de una manera tan cruel a costa de mi madre. Imagínate, ella estaba preparando la cena, esperando a que su marido llegara del trabajo. Y en cuanto él entraba en la casa, empezaba a gritarle, a insultarla. No entiendo por qué aguanta todo esto. Le pedí que se fuera a casa de su abuela y lo dejara.

Cada vez me decía que tenía que tener paciencia y que entonces todo iría bien. Pero no fue así. Un día acabó en el hospital. Después de eso, empezó a ver muy mal. Otra vez por culpa de mi padre. Fue entonces cuando viví con mi abuela. Porque mi madre estuvo seis meses en el hospital. En cuanto terminé la escuela, me fui a estudiar a la ciudad. Vivía en una residencia. Y entonces me enteré de que mi madre tenía cáncer. Entonces la llevé a mi casa. Descubrieron el tumor demasiado tarde.

Incluso cuando yacía desesperada, le pregunté si debería haber tenido paciencia ¿Por qué no se fue enseguida? ¿Sabes lo que me contestó? Dijo que todo era por mí. Quería que yo tuviera una familia completa. Ella no tuvo padre cuando era niña. Y no quería que yo sufriera como ella.

Pero yo necesitaba algo completamente diferente. Quería que mi madre fuera feliz. No quería verla llorar. Y con el tiempo, empecé a odiar a mi padre. Y él nunca lo entendió. Después del funeral de mi madre, me preguntó por qué ni siquiera lo llamé. Le dije que era culpa suya. Recuerdo que me gritó y me dijo que era tan desagradecida como mi madre.

Por eso no quiero tener mi propia familia. Veo a mi padre en todos los hombres”

No he vuelto a ver a Patricia desde aquel día. No está en las redes sociales. Pero pienso mucho en ella. Espero que tenga una vida feliz. Y que pueda olvidar su terrible infancia.

Rate article
MagistrUm
“Todo es por tu bien, hija”, solía decir mi madre. Y todo lo que yo quería era una infancia tranquila, sin escándalos todos los días