El marido llegó a casa cansado del trabajo y empezó a verter su negatividad sobre su mujer y sus hijos

Por la mañana, María le deseó a Ben un buen día, le puso un paraguas en el maletín por si acaso y le dio un gran termo de café para que se lo llevara de viaje. Durante el almuerzo hablaron por teléfono cuando ella le preguntó qué quería cenar, y todo fue bien. Luego, por la noche, volvió a salir de su estado de ánimo.

– Estoy muy cansado”, se quejó el hombre, frotándose la frente y mirando de reojo a su mujer, que se arremolinaba en la cocina, y a los dos niños, que estaban sentados a su lado en la mesa, dándole vueltas al puré de patatas frío.
– Es jueves, queda un día de espera y ya llegará el fin de semana -le animó María-.
– No estoy cansado por el trabajo -suspiró Ben con fuerza-. – ¿Adivina por qué el director me ha citado hoy en su despacho?

María no sabía que le habían citado, pero si era el propio director, debía de estar regañándole por algo.

– No lo sé -respondió insegura su mujer-.
– ¿Y tú intentas recordar lo que hablamos anoche? Y tú intenta -ordenó a los niños-.
– ¿Sobre el viaje del fin de semana? – sugirió María. – Habrá que reprogramar todo, porque ahora tienes planes en el trabajo?
– Eso también. Pero no me refiero a eso.
– ¿Han ascendido a tu colega y te han regañado por algo?

Ben resopló, y de repente se le escapó una sonrisa.

– No -anunció, saboreando cada palabra sucesiva-, anoche dijiste que si alguien merecía un ascenso en nuestro departamento, era yo. Tenías razón en lo que decías. Hoy el director me ha invitado a su despacho para ascenderme. Tendré que salir unos cuantos sábados para ponerme a trabajar, ¡pero la tarifa también será del 200% el fin de semana!

rió, levantándose para besar a los niños en las mejillas y dar un fuerte abrazo a su mujer.

– ¿Te he puesto de mal humor? Sólo estaba bromeando.

Finalmente, todos exhalaron con alivio.

– Sí que me has asustado -dijo María-. – Pensé que me acusabas de algo. Y accidentalmente predije tu futuro.
– Y qué futuro -Ben no contuvo su sonrisa-. – ¿Qué tal si predices mi éxito en mi nuevo trabajo?

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