El día en que mi hija de seis años me salvó la vida

Mi hija es mi vida. Ahora, literalmente. Aquel invierno tuve que coger un día de baja por enfermedad porque Alina se puso enferma de la garganta. Tenía mucha fiebre, llamamos a una ambulancia por ella más de una vez. Mi mujer siguió yendo a trabajar, ya que llevaba un proyecto importante, y yo cuidé del bebé. Durante el día me aseguraba de que comiera bien y le hiciera gárgaras en la garganta, le bajaba la temperatura si lo necesitaba, y sin darme cuenta yo también me ponía enfermo. En realidad, no me preocupaba por mí misma.

Esa mañana de invierno me sentí muy mal. Le di a Alina unos antitérmicos y me tomé una pastilla, que no fue suficiente. No tenía energía para hacer nada, y mi hija y yo nos sentamos en la cama mientras ella jugaba con las muñecas. En algún momento se me hincharon los ojos y caí en la oscuridad total. Y Alina no se confundió. Llamó a mi madre desde su tableta, diciéndole que estaba dormido y que no me despertaba, ni siquiera cuando me hacía cosquillas. Esto asustó mucho a mi mujer, que llamó a una ambulancia a casa y vino corriendo desde el trabajo.

Los médicos dijeron que mi temperatura había subido a 41 y que casi me quemaba. Alina evitó ese desenlace con su llamada, sin darse cuenta de lo mucho que me ayudó.

 

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